
Dios de la guerra y protector de los caídos en batalla. Aunque poderoso, no tenía muchos lugares de culto. En ocasiones era un dios salvaje y sangriento, pero, una vez en el Inframundo, se comportaba con los suyos como el mejor de los anfitriones. Parece que adoptó el león como símbolo entre los dioses, así que se le suele representar con cabeza de león, o acompañado de ese animal.
Ahora bien, la corte de Aorista cayó mil años antes del período en que se ambientan nuestras partidas. ¿Cómo ha tratado el paso de un milenio al culto de los dioses oretanos? Sé que la mayor parte de los cultos fueron sufriendo un proceso de sincretización con los procedentes de los panteones cábiro y alano, pero no sucedió así con Netön.
La Orden del Escudo Rugiente es todo lo que queda de una enorme organización militarizada nacida en los tiempos en que Aorista se enfrentaba, en el lejano sureste de Lüreon, a los esclavistas zalanos. El poderoso grupo de caballeros nació con la idea de perseguir el comercio de personas y la tiranía sobre los desvalidos, siempre bajo el auspicio de Netön, el señor de la guerra. Pero con el paso de los lustros se convirtió en un integrante más de las fuerzas que Aorista disponía en las provincias más alejadas de su corte.
Tras el desastre causado por la invasión demoníaca, muy pocos de entre sus miembros lograron sobrevivir, y menos aún lo hicieron con su cordura intacta. Los horrores de aquellas masacres se habían cebado especialmente con los caballeros de Netön, mas aquellos que superaron la prueba recibieron los dones del dios de la guerra.
De dónde provienen sus divinos poderes o quién le ha enseñado el arte de la guerra es un misterio. Pero se cuenta que allá lejos, al sur, rodeados por un mar de criaturas peligrosas, se halla una academia donde los viejos guerreros de antaño, todavía vivos gracias al poder de Netön, muestran a sus discípulos cómo enfrentarse a los poderes tiránicos de la sombra.
Tal vez nunca pueda averiguarse si esto es cierto...
No hay comentarios:
Publicar un comentario