Reseña: Los dragones

Douglas Niles ha aparecido en una ocasión por aquí (en la reseña de la Trilogía de las Moonshaes) y ya indiqué que me parecía de lo mejorcito entre los autores de franquicia. En aquella ocasión había creado una ambientación con profundidad y una historia interesante (aunque con personajes algo planos) que habían quedado insertados en el universo de los Reinos Olvidados. Esta vez lo veremos metido en el de Dragonlance.

Siempre me ha parecido que los Reinos forman un mundo muy interesante para ser jugado, mientras que el Krynn de la Dragonlance resulta mucho mejor para ser leído. Tal vez sea el alcance de sus historias, ya que en Dragonlance todo parece supeditado a la narración central (CrónicasLeyendas, etc), o al menos a un conflicto principal, mientras que en Faerûn parecen ocurrir muchas cosas al mismo tiempo. No digo que no haya historias pequeñas en Krynn, ni tampoco niego la posibilidad de que en los Reinos ciertos hechos influyan sobre todo el universo, pero ésa es mi impresión.

Y nunca fue tan cierto como en Los dragones, poco más de trescientas páginas surgidas de la mano del tío Niles. La novela narra una gran parte de la historia del mundo de Krynn, desde el nacimiento de las primeras camadas de dragones tras la expulsión de Takhisis al abismo (en torno al 850 AC {Antes del Cataclismo}), y hasta el fin de la Guerra de la Lanza (en el 352 DC). Pero lo hace precisamente desde el punto de vista de diversos dragones, principalmente el dorado Auracan, el plateado Darlantan, algunos de sus descendientes, y en menor medida dos rojos, Crematia y su hijo Fuego Mortal. {Por cierto, ignoro cómo pudo procrear Crematia, si había devorado en el nido a todos los otros dragones rojos}.

Que los protagonistas sean dragones es bueno y malo al mismo tiempo. ¡Son dragones! Vuelan, tienen armas de aliento, pelean con uñas y dientes (literalmente), e incluso hacen magia {aunque me resulta un poco raro que sean unos sortilegios tan... humanos}. Eso mola. Sin embargo, lo difícil puede ser que el lector llegue a sentir empatía hacia unos seres que dormitan durante años, no sienten excesiva atracción hacia los otros, y además están completamente definidos por su color (es decir, todos los dorados sienten aprecio por el conocimiento y la magia, todos los plateados sienten la necesidad de volar y explorar, etc). Por si fuera poco, su única motivación procede de la Reina Oscura: los dragones cromáticos, malvados, luchan por el control de Krynn, porque Takhisis los ha creado así o se lo ha ordenado; los dragones metálicos, bondadosos, se enfrentan a ellos. No parecen individuos, sino meros peones.

Por otro lado, el hecho de que nos cuenten toda la historia de Krynn tampoco es gran cosa. Los personajes están apartados del resto de razas, y únicamente participan de los hechos del mundo en contadas ocasiones. Pero claro, justo esos puntos son los que pueden conocerse leyendo otras novelas, y aunque es interesante ver las apariciones estelares de Huma y algunos de los Compañeros de la Lanza, ni siquiera llegan a hablar; sólo aparecen en escena. Además, no se nos cuentan los hechos que aparecen en otras obras, sino que obtenemos nuevos puntos de vista, marginales, de las mismas circunstancias. Pero de esa manera la novela queda un poco coja; inexplicada si puede decirse así. Saltando de escena de interés a escena de interés, pero luego sin llegar a ver lo verdaderamente importante.

Por lo que respecta a su escritura, el trabajo de Niles es muy bueno. Las descripciones de los combates son vívidas (aunque hacia el final resultan algo repetitivas) y la prosa logra resultar evocadora. Tal vez le falten algunos recursos en la descripción de espacios: los dragones sobrevuelan copas de árboles o se posan en riscos, pero en general conocemos poco de Krynn por esta novela. El mejor elogio que puede hacérsele es que las palabras vuelan ante nuestros ojos, y que en ningún momento resulta pesado o denso. El trabajo de traducción (por parte de Diana Falcón) es impecable.

En resumidas cuentas, una novela interesante y que se lee en un suspiro, pero que merece la pena únicamente si ya se conoce bastante de Krynn por otras obras. Amplía la ambientación al albergar la visión particular de los dragones, pero puede pasarse sin su lectura. A mí la verdad es que me ha venido bien para imaginarme algunas maneras de meter en problemas a los PJ de mi campaña de rol, cuando traten de enfrentarse a la Muerte Blanca dentro de algunos meses.

Existe una pequeña precuela a esta novela: un relato de treinta páginas aparecido en Los dragones en guerra (una antología de diversos autores). El relato, titulado Los huevos de Aurora {menos mal que sabemos que Aurora es una dragona}, nos transporta al momento en que los huevos de Darlantan, Auracan y el resto deben ser protegidos del ataque de los dragones de Takhisis. Podría haber resultado interesante, sino fuera porque se compone básicamente de una introducción seguida por una larga escena en la que Aurora frena a los cinco cromáticos. Aunque no deja de estar bien escrito, llamarlo relato es como llamar aventura a un simple encuentro de combate.

2 comentarios:

  1. "menos mal que sabemos que Aurora es una dragona" XD.

    Comparto por completo tu apreciación sobre Krynn y Faerun. Cuando me hice con la caja de Dragonlance, el primero de los mundos que publicaron aquí de AD&D, me quedé un poco a cuadros con lo que encontré: Un mundo al servicio de la historia de unos héroes en guerra con una Señora Oscura. Lo de buscar aventuras y tesoro parecía algo muy secundario, lo importante era la trama central.

    Claro, Dragonlance era una reacción al estilo de juego imperante hasta el momento en D&D, pero como fue mi primera toma de contacto, me decepcionó un poco, al no ser lo que yo esperaba, lo que había oído que era D&D. Y el segundo mundo en ser publicado fue Dark Sun, para terminar de confundirme.

    Ya más tarde, con Reinos Olvidados encontré lo que entonces creía que era D&D,. Un mundo enorme y variado para ser explorado con los viajes de los PJ, que iban buscando trabajo en su oficio de matamonstruos y saqueadores de tumbas...

    Definitivamente pienso como tú: Dragonlance se vertebra en torno a las novelas/campaña original, mientras que en Reinos Olvidados las novelas son accesorias.

    En cuanto a la novela, a lo que cuentas, parece que este libro complementa obras anteriores, supongo que el autor jugaría con eso a la hora de no dar explicaciones para lo que pueda estar ocurriendo en determinados momentos, para que el lector, que previsiblemente sí será consciente de ello, se sienta más satisfecho de poder "unir los puntos". Al menos es lo que me da la impresión, pues no he leído el libro.

    De Douglas Niles leí en su momento la Trilogía de las Moonshaes, hace ya la tira de años. Recuerdo que me gustó bastante, con todo el tema pseudocelta que incluye. Desde luego, hay títulos peores, en esto de las franquicias. No sé si a día de hoy seguiría pensando igual, de volver a leer esas novelas. Igual es preferible que sigan en la estantería, durmiendo el sueño de los justos...

    Un saludo.

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    1. Entonces parece que no es sólo impresión mía; gracias por confirmármelo.

      Y sí, está claro que Niles esquiva todas esas explicaciones porque la novela está planteada desde su misma escritura como un "complemento". Pero creo que podría haberse hecho de forma diferente. ¿Para qué enviar a los personajes a las escenas principales de la historia de Krynn, para luego arrastrarlos sin mucha convicción a otros lugares?

      Lo que me fastidia es que la novela es interesante, pero podría haber sido mucho mejor con un poco más de trabajo en los personajes e inventando algunas escenas diferentes dentro de la ambientación.

      Nos leemos, amigo, ¡y gracias por el aporte!

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