Reseña: El Cataclismo


Otro volumen conformado por una antología de relatos ambientados en Krynn. Es el quinto de la serie Cuentos en su versión anglosajona; el segundo de la «Segunda Trilogía» en la edición en español.

La estructura del volumen es la misma que la habida en El Reino de Istar: un brevísimo prólogo de Weis y Hickman presenta los diferentes relatos. Todos ellos tienen en común, como es lógico, describir los efectos que el Cataclismo tuvo sobre Krynn y sus habitantes. La cohesión del volumen es, por tanto, algo menor que en el anterior, pero su variedad lo hace más entretenido. Algunos de los relatos prácticamente continúan los presentados en El Reino de Istar, por lo que, a pesar de que pueden leerse de forma individual, el texto resulta más atractivo habiéndose leído primero aquéllos.

Las once narraciones de este volumen son las siguientes:

  • La palabra y el silencio, de Michael Williams. De nuevo, el volumen se inicia con una obra en verso de este autor. En este caso, se relatan las andanzas de un joven que busca vengarse de un bardo que vituperó la memoria de su padre. Bastante bueno, por lo que refleja la traducción.
  • El estigma del fuego, el estigma de la palabra, de Michael y Teri Williams. Continúa la obra anterior, al centrarse en el hijo de su protagonista, que busca la verdadera historia de su abuelo, pues los versos (y con ellos, la verdad) han variado al extenderse por las diferentes tierras de Krynn. Me llama la atención el hecho de que el relato parezca situado (por un par de referencias) tres siglos tras el Cataclismo, lo que lo haría más cercano al volumen La Guerra de la Lanza que a éste.
  • La mercader ambulante, de Mark Anthony. Cierto trato llevará a los personajes a un lugar secreto, dañado por el Cataclismo. Un final poco sorprendente para un relato algo simplón.
  • Buscadores, de Todd Fahnestock. En una aldea asaltada por la peste, un muchacho emprende un viaje para preguntar a los dioses el porqué del Cataclismo. No cuenta casi nada, aunque contiene un final repleto de patetismo.
  • Ni dioses ni héroes, de Nick O'Donohoe. Unos comerciantes novatos en busca del trato de su vida acaban convirtiéndose, sin querer, en salvadores de una aldea. En cierto momento, aparece el personaje protagonista de Estofado kender, del volumen anterior. Esta obra es de lo mejorcito del volumen.
  • En sombras, en luz, de Richard A. Knaak. Al fantasma de Rennard, uno de los «malos» de La leyenda de Huma, se le «sugiere» que realice una buena obra. Un poco extenso, pero bastante entretenido.
  • Ogro desmemoriado, de Dan Parkinson. Otro de los autores «especializados», que retoma las aventuras de los enanos gully de Día libre. En la lucha contra los esclavistas, los aghar tendrán una ayuda inesperada. El relato resulta mucho más divertido que el del volumen anterior.
  • El hijo del remendón, de Roger E. Moore. Las peripecias de un kender, narradas por él mismo. La escritura, que simula ser a vuelapluma, agiliza esta obra sencilla y le da una frescura que no tienen sus compañeras.
  • La travesía del Cazador del Sol, de Paul B. Thomson y Tonya R. Carter. La creación del Mar Sangriento, vista desde un bajel. Un breve relato muy sencillo pero con muy buenas imágenes.
  • El clérigo mayor de Concordia, de Douglas Niles. Si Foryth Teel narraba la historia de Las tres vidas de Horgan Embaucabueyes, ahora se convierte en protagonista ineludible al descubrir que los dioses no se han ido tan lejos como parecía. Al menos, una diosa. Poco sorprendente, pero ágil y entretenido.
  • Un auténtico caballero, de Margaret Weis y Tracy Hickman. Otra novela corta, que sigue completamente a Hilos de seda, llevando a sus protagonistas a diferentes lugares de Krynn, donde son testigos de los desastres ocurridos tras el Cataclismo. Esta vez Nikol y Michael reciben la ayuda del espectro de lord Soth, el caballero de la Rosa Negra. Ciertos pasajes dan la sensación de ser simples bocetos, como si los autores estuvieran probando a realizar un nuevo texto, de mayor enjundia, y se hubieran quedado a medias. No es que sea un mal relato, pero no está a la altura de sus otras obras.
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