Antim y los Santos Rúnicos (y II)

Antes de ponernos con el desarrollo de los cultos actuales en Lüreon, se nos había quedado pendiente, para terminar con la mitología de Lüreon, esta entrada sobre las creencias en el Imperio de Braer. Ya hablamos en la primera parte sobre Antim, la única deidad de los braerios, y de las particularidades de su culto, y hoy les traigo algunos ejemplos concretos de personas que han logrado tras su muerte ser adorados en Braer. Una adoración, por supuesto, que queda muy por debajo de la debida a Antim, pero que no deja de ser un estatus más elevado que el del resto de la población, incluso caídos en batalla por la Iglesia Rúnica.

Los hemos llamado Santos Rúnicos, aprovechando que la noción de santidad es algo ya establecido por nuestra cultura, aunque temiendo que se identifique el culto a Antim como un trasunto del cristianismo. En cierta forma, podría identificarse con la religiosidad estricta y severa de siglos precedentes (alguno queda todavía), pero no coincide en muchísimos otros puntos. Podríamos haber usado algún término en lengua braeria, o algún adjetivo como «elevado» o similar, pero preferimos mantener, como digo, esa idea contenida en la expresión «Santos Rúnicos». Sin más, aquí les dejo con algunos ejemplos:

San Lürigal, patrón de Custodios
Lürigal fue el primero de los Custodios de la Palabra, los sacerdotes cubiertos de tatuajes rúnicos que acudieron junto al primer Emperador-Patriarca para vencer a sus infieles enemigos. Pero se dice que en el caso de Lürigal sus tatuajes habían aparecido espontáneamente, como una bendición del propio Antim, y fueron a su imagen como se crearon el resto de Runas braerias.
Sin embargo, si hacemos caso a la anónima balada que lleva por título Palabra del Emperador, Lürigal fue la primera víctima que sobrevivió a la Purga de Hechiceros perpetrada por Kalio Bene II al poco de convertirse en Patriarca-Emperador. Uno de sus primeros decretos prohibía cualquier tipo de magia, como mera sombra del Poder de Antim, y todos los hechiceros de Videsos fueron hechos prisioneros, con el objetivo de someterlos a un proceso de purificación mediante la Sagrada Llama Esmeralda. La mayoría morían, y como hemos indicado Lürigal fue el primero en sobrevivir y por tanto en unirse, convencido, a las filas de Kalio.

Santa Kaliandra, la dama férrea
A pesar de que no es habitual, al contrario que en otras naciones, que las mujeres braerias participen en los conflictos armados, y verbigracia no se las admite en la legión, en ocasiones suceden casos excepcionales. Kaliandra habitaba en una aldea cercana a la frontera con la nación alba de Lustal. La mayoría de la población masculina había sido movilizada hacia el norte, para completar el frente contra Kveldulf, y un regimiento de albos avanzó contra los indefensos aldeanos. Kaliandra, demostrando un valor sin par y unas dotes de mando que debieron de ser imbuidas por Antim, lideró a ancianos y mujeres frente a los invasores, logrando repelerlos contundentemente, a pesar de que en última instancia ella moriría por las heridas recibidas.
Se dice, eso sí, que estos hechos iban a ser silenciados por el gobierno imperial, pero se inició un movimiento con tanta fuerza que en poco tiempo traspasó las fronteras de su región, y la santificación por la Iglesia Rúnica no se hizo esperar.

Santos Susto y Pavor, defensores del conocimiento sagrado
Durante las difíciles jornadas causadas por la movilización de estudiantes que Idom el Ateo dirigió en la capital imperial, un violento grupo se dirigió contra el Gran Templo de Antim. Pero algunos de estos estudiantes se mantuvieron fieles, y con la ayuda de las autoridades lograron rechazar a los jóvenes herejes. Cuando todo acabó, dos de ellos habían muerto, y fueron pronto tomados como ejemplo en la defensa de la verdadera fe.
Naturalmente, las protestas estudiantiles pretendían atentar contra la opresión a otros pueblos, y contra la censura y el engaño en que se mantenía a la población braeria. El hecho de acudir a manifestarse frente al Gran Templo era, por tanto, necesario, pero no existía ninguna intención de asaltarlo. Sin embargo, las fuerzas del orden se encargaron de disolver la manifestación con excesiva dureza, y efectivamente dos jóvenes resultaron muertos. Al parecer, ambos pertenecían a grandes familias de Videsos, que lograron no sólo ocultar sus nombres, sino lograr convertirlos en muestra de su línea de pensamiento.

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