Cómo publicar con Amazon en siete pasos (2/7): edición y formato


Entendido el concepto de autopublicación, a un autor que opte por esta vía y no quiera verse obligado a realizar una inversión inicial no le queda más remedio que arremangarse y realizar algunas tareas que no son parte de las habituales en el oficio de escritor. Aquí expongo dos de ellas (edición y maquetado) de forma general, orientada a la publicación con una plataforma del tipo de Amazon. Incidir en todos los detalles llevaría varias entradas. Si tienes dudas o quieres profundizar en algún punto, puedes escribir un comentario en esta entrada, usar tu buscador habitual o recurrir a la ayuda del procesador de textos.


¿Cómo editar un escrito?

En primer lugar, y antes de iniciar todo el proceso, recomiendo que la obra esté totalmente terminada: no merece la pena perder tiempo con estos temas, si ni siquiera hemos terminado nuestro trabajo principal, que es escribir. Todavía es pronto para el registro en Amazon, o para seleccionar una licencia para la obra, si ésta ni siquiera está completa.

¿Cuándo está terminada una obra? Difícil de decir. En muchos sitios indican que es mejor, una vez acabada una novela, dejarla reposar por algún tiempo (un par de semanas) y luego realizar una nueva revisión. De esa forma uno puede leer su propia obra con la mente un poco más despejada, y al haber olvidado ciertos detalles puede darse cuenta de si algo no funciona o es incoherente, tanto en lo respecta al estilo como a la trama de la obra.

En mi caso, presenté a un concurso la única novela que he terminado (de las muchas que he iniciado a lo largo de los años). Evangelio según Longinus contaba en ese momento con unas 50000 palabras. Meses después, tras el fallo del concurso, releí la obra, añadiendo algunas escenas nuevas y un par de episodios a la trama que sirve como relato-marco. Cuando acabé el proceso, la novela tenía 60000 palabras. Esto no es lo habitual, por supuesto, pero refleja la necesidad de ese descanso para obtener una obra más pulida y cercana al ideal que tenemos en nuestra mente.

La revisión debe hacerse desde un punto de vista literario, como ya hemos dicho (incoherencias en la trama, estilo y retórica, descripciones y diálogos, etc), pero también gramatical (la ortografía ya la supongo revisada). Todos cometemos algunos errores a la hora de escribir; fallos gramaticales en frases que parecen correctas. Detectarlos es muy difícil, aunque pueden ser de ayuda los manuales de estilo. En la red podremos encontrar bastantes consejos (algunos deben seguirse con cuidado), en particular en páginas dedicadas a las normas de estilo de los medios de comunicación. Leerlas puede ayudarnos a descubrir esos fallos invisibles, y el buscador de nuestro procesador de textos será una herramienta muy útil en estos casos. Por ejemplo, si creemos haber hecho uso del gerundio de posterioridad a lo largo de un escrito, podemos buscar «ndo» para hacer un barrido a lo largo de todos los gerundios del texto. Esto también sirve para pulir nuestro estilo, no ya de faltas gramaticales, sino de pequeños abusos que son habituales en un texto descuidado, o giros extraños que usamos en nuestra lengua habitual. Podemos por ejemplo buscar «mente» para aligerar la obra de los adverbios de ese tipo, o también una palabra en concreto que usemos de forma inconsciente como muletilla.

Antes o después de nuestra revisión, estaría bien si contamos con un grupo de lectores beta; esto es, algunos amigos o conocidos que puedan leer la obra y dar su opinión. La calidad de ésta y la importancia para el autor variarán mucho, por supuesto, en función de la experiencia lectora de cada uno y de su confianza hacia nosotros. Pero en cualquier caso pueden servir como referencia inicial para nuestro posible público.

Otra posibilidad de la que dispone un autor es contratar los servicios de un editor. Éste se encargará de revisar nuestro escrito como lo harían en los pasos iniciales del proceso de una editorial. El problema aquí, además del dinero que estamos invirtiendo (en principio, a fondo perdido), es saber si esa persona que estamos contratando sabe de verdad lo que hace. De la misma forma que para optar a un puesto de trabajo debemos presentar un curriculum vitae, antes de contratar los servicios de un editor no estaría mal que solicitásemos primero una lista de sus trabajos anteriores.


¿Cómo maquetar un texto?

Tras la edición, tenemos un escrito que es, en lo literario, lo más perfecto que podemos alcanzar por nuestros medios. Pero para subirlo a una plataforma habrá que realizar algunos cambios en lo que a formato se refiere.

Lo primero sería seleccionar un tamaño entre los disponibles en la plataforma, aunque el formato más habitual es el de 210 x 150 mm, que en Amazon y asociados es un 6 x 9 pulgadas. Lo habitual es que podamos descargar archivos adaptados a los diferentes tamaños, de tal forma que lo único que debemos hacer es copiar el texto de nuestra obra. Pero no es difícil hacerlo nosotros. En nuestro procesador de textos podemos configurar la página (Page Setup) con una serie de valores; los principales son el tamaño del papel (15'24 x 21'86 cm) y los márgenes (unos 2 cm en todos ellos estaría bien, añadiendo 1 cm para encuadernación).

En este archivo modificado debemos copiar todo el texto de nuestra obra. Yo suelo trabajar con un archivo para cada capítulo, y sé que esto puede llevar algo de tiempo, sobre todo si configuramos los encabezados de página poniendo el título del capítulo. Debemos recordar que las páginas en blanco no llevan ni encabezado ni numeración. Forzar los finales de página (Page break) nos ayudará con los posteriores cambios de archivo.

Por lo que respecta a la letra utilizada, debe ser legible, pero no demasiado grande. Diez o doce puntos es lo normal en el formato de 6 x 9. Si se incluyen tipos de letra (fuentes) poco habituales, lo mejor es incrustarlas (embed) en el archivo. Aunque así aumenta el tamaño del mismo, nos aseguraremos de que el aspecto no cambiará en procesos posteriores.

También debemos tener en cuenta la situación de ciertos elementos habituales en las ediciones físicas (partes del libro), como la portada y la página legal, los agradecimientos, o el índice. En cuanto a este último, es mejor usar una tabla de contenidos realizada por el propio procesador a partir de los encabezados. De esa forma, cuando creemos nuestro libro electrónico ya aparecerán los enlaces que permitan una navegación más rápida.

Una vez realizados todos estos cambios estéticos, tendremos que crear los tipos de archivo que necesitaremos para subir nuestra obra a la plataforma elegida. En el grupo Amazon, la edición física se realiza a partir de un .pdf, mientras que para la versión digital podremos elegir subir un .doc, .epub o .mobi. Si hemos trabajado en Word, esta página nos ayudará a crear el .pdf. Otra opción es maquetar nuestra obra con InDesign o un programa similar, aunque aprender a manejarlo de forma correcta puede llevarnos algo de tiempo.

Como en el caso anterior, otra persona puede realizar este trabajo por nosotros. De nuevo, lo mejor es que exijamos alguna prueba de sus trabajos previos.


Una vez editado y maquetado el texto, ya estamos listos para subir nuestros archivos, comenzando con la inscripción en la plataforma y los detalles legales que veremos el próximo día.


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