Reseña: El tatuaje azul

Hace algunos meses que comencé la lectura de todas las novelas que tengo del escenario Reinos Olvidados. En concreto, se trata de los 66 tomos que, a muy buen precio, editó Altaya en una de esas colecciones por entregas.
Si uno busca un poco de información, encontrará diversas maneras de introducirse en la lectura de estas novelas, escritas por autores diversos. Yo seguiré ésta:


Hace ya muchos años que leí el primer libro de Elminster, algunas de las trilogías de Drizzt y la novela Fuego Mágico, así que comencé por la llamada Trilogía Reinos Olvidados (que en inglés se denomina The Finder's Stone).
Su primera novela, El tatuaje azul (1988), no me dejó un buen sabor de boca. La ambientación es completamente algo superfluo (la información suelta que proporciona la novela es poco más o menos la del mapa inicial), ya que se centra en los sentimientos cruzados de los personajes. Pero los personajes son tan extraños que uno no puede en ningún momento identificarse con ellos, lo que elimina parte del gusto de leer fantasía.

¿Personajes extraños? Pues sí:
  • Alias, una especie de mercenaria o ex-aventurera que, al inicio de la historia, no recuerda absolutamente nada de los últimos meses. Está tan obsesionada por ella, que resulta un personaje plano.
  • Ruskettle, una trovadora halfling que se dedica a incordiar, quedándose siempre detrás, y siempre con la idea de arrebatar el oro de sus compañeros. Todos los grupos aventureros parecen tener que aguantar a alguien así, pero en este caso no proporciona los beneficios de aguantarla. Que me traigan a Tas, por favor.
  • Akabar, un comerciante que, abandonando el negocio familiar, ha comenzado a estudiar magia. ¿Magia? Hace una ridiculez de conjuro dos veces, y poco más. Se fía tan poco de sus compañeros, que más bien parece viajar sólo.
  • Dragonbait (Carnada de dragón), un hombre-lagarto. Y por si fuera poco, paladín de su raza. Claro, que eso lo descubres al mismo tiempo que sabes que se comunica con olores. Sí, con olores, habéis leído bien.
Que como punto inicial, tampoco está tan mal. Pero es que el desarrollo de sus relaciones es prácticamente nulo. Además, la trama, que tan enrevesada parecía, se resuelve en las últimas cincuenta páginas.

Muchos puntos malos, y muy poco beneficio por su lectura.

De sus autores, poco hay que decir. La novela es la primera obra del matrimonio formado por Kate Novak y Jeff Grubb, que vuelven a aparecen como co-autores varias veces más. Ella tiene título universitario en Química (vamos, que se puso a esribir por gusto, pero podía habérselo guardado para casa) y él es ingeniero civil, pero encontró trabajo como diseñador en TSR (como ayudante para el Manual de Monstruos II y como creador del Marvel Super Heroes) y posteriormente Wizards of the Coast (Star Wars, d20 Modern, Urban Arcana,...), así como creando historias para otros universos compartidos (Warcraft, Guild Wars). También se podía quedar creando escenarios y aventuras, porque lo que es escribir... Comentó que su novela favorita, de las que él ha escrito, es precisamente ésta. Pues anda que...

Como secuela a la novela surgió un módulo, Curse of the Azure Bonds, pasado posteriormente a videojuego, continuando la historia de Pool of Radiance.


En tiempo de brujas

Sabía que esta película iba a gustarme. Y no me defraudó en absoluto.


Una película que se hace más corta de lo que ya es (sólo hora y media), que va más o menos directa hacia su solución final, y cuyo guión es, dentro de la relativa parquedad de los personajes, bastante fuerte.
Para aquellos que digan que Nicolas Cage siempre sobreactúa, y que siempre tiene la misma cara, su personaje, Behmen, es un tipo serio, experimentado, que ve la vida con escepticismo (algo raro en la Edad Media, en la que se ambienta la película). Creo que aquí gustará incluso a sus detractores.

Eso sí, el casco que le plantan al principio es bien feo.

Su compañero en armas es Ron Pearlman, más conocido como Hellboy. Por cierto, que buscando fotitos me he enterado que sandrá en la nueva de Conan (como el padre del héroe), y en la adaptación de Guillermo del Toro de En las montañas de la locura (allá por el 2013, pero como vaya la cosa al ritmo de El hobbit vamos para largo).

El tema de los yelmos no es desde luego el mejor de esta peli.

Además de ellos, una corta actuación de Christopher Lee, como cardenal apestado:

En la foto, con Stephen Campbell Moore, el fraile.

Ulrich Thomsen (que salía en El reino de los cielos, Hitman, Centurión,...), Stephen Graham, Claire Fox y el joven Robert Sheehan.


La idea de la película es bien sencilla, pero a mí me iba recordando la trama de una de mis aventuras. La ambientación es una mezcla de Edad Media con toques ligeros de fantasía low-magic. Una joven, que ha confesado ser bruja, es culpada de extender la peste por varias ciudades. A dos curtidos cruzados, que han abandonado el ejército, se les encomienda llevar a la bruja a un monasterio, donde se guarda el último ejemplar de la Llave de Salomón (el tratamiento que se hace del libro me recordó a los 'artefactos' de D&D, la verdad). Junto a ellos, un fraile y un noble guerrero que ha perdido a su familia por la peste.


Decidiendo la ruta hacia el monasterio.

Además, aparecen un bribón, que se dedica a vender falsas reliquias, y que les hará de guía, y el joven monaguillo, que desea ser nombrado caballero.

Los problemas no dejan de acuciarles en todo el camino: ilusiones, puentes inseguros, lobos,...

Sin embargo, lo que parecía falso al principio no es sólo verdad, sino mucho peor, y una de las últimas escenas incluye la pronunciación de un ritual en latín, mientras criaturas poseídas acosan al grupo.

El destino del viaje.

Resumiendo, un peliculón cuyos únicos fallos son su brevedad y el estar recomendada para mayores de 12 (por los cadáveres de apestados, principalmente). Así que, si tenéis un rato y os podéis deshacer de los nanos, no dudéis en ir a verla.