Aragorn y Hasufel en 28 mm (día 0: montaje y transformación)


Como ya comenté, tengo planeado participar en el desafío de Feb-Hero lanzado por Bairrin, del blog An-havva, y durante la pasada semana he ocupado un par de ratillos en preparar la figura.

Tengo que negar mis propias palabras de hace unos días, porque no voy usar para el reto una de las armaduras Crisis del ejército Tau (que es lo que había pensado, y tal vez todavía use para realizar un "doble desafío", pero eso ya lo veremos). En su lugar, y como la figura debe ser un personaje, héroe o capitán, no se me ocurre ninguna mejor que la representación de uno de los personajes mejor conocidos de la Tierra Media, uno de sus mayores héroes y, entre otras cosas, capitán de las Compañías Grises y de los montaraces del norte: Aragorn, hijo de Arathorn.

Concretamente, he elegido una figura a caballo que lleva tiempo esperando los pinceles (ése es el objetivo de la Guerra en Color al fin y al cabo). Estaba incluida en la caja de El ataque de los huargos, aunque ahora, con el desarrollo del juego basado en El hobbit y tras el paso de la resina, no sé muy bien si todavía está disponible. Pueden ver la figura en la siguiente imagen, arriba a la izquierda:



El caso es que mirando la miniatura, veía que le fallaba algo. En mi opinión, tal vez le faltara horizontalidad. Así que después de darle algunas vueltas, decidí sustituir la espada por un sencillo estandarte. Y no me refiero a esa suerte de banderines (estrictamente, gonfalones) que pueden verse habitualmente en manos de la caballería de Rohan, si no a un verdadero estandarte para guiar a las tropas a la batalla. Pensé que tal vez Aragorn podría haberlo portado cuando estuvo sirviendo a Thengel (el padre de Théoden), mucho antes de iniciarse la historia contada en El Señor de los Anillos.

Sea como fuere, les presento a continuación un pequeño tutorial para hacer estandartes.

Materiales: además de la miniatura, usé peltre (de un viejísimo vaso), papel de aluminio (de una vela, ya que es un poco más duro que el de cocina) y un alambre fino pero que no se doble fácilmente.


En el primer paso tomamos la pieza del brazo derecho, cortamos el arma y taladramos con paciencia. Por otro lado enderezamos el alambre, recortamos un trozo de peltre con la forma deseada (puede cortarse con tijeras, aunque si se hace mucho la herramienta perderá filo), y pegamos ambos, cerrando el peltre sobre sí mismo para recrear el doblez de la tela. Luego añadimos una punta de lanza o cualquier otro detalle de la parte superior.


Podemos dejar el estandarte liso, y luego ya añadiremos el motivo durante el proceso de pintado. Si son mañosos con la masilla, también es una buena opción. En este caso yo probé algo nuevo: como el papel de aluminio puede marcarse con mucha facilidad, lo alisé y usé un estandarte rohirrim para calcar el motivo (naturalmente, había recortado el peltre para abarcar ese tamaño). Luego recortamos la figura (les recomiendo un cúter, para que no les quede tan mal como a mí) y la pegamos al estandarte.


Una vez completados los pasos previos y contentos con el resultado, usaremos un lápiz o similar para doblar de forma controlada el estandarte, imitando así el flameo de la tela. En este paso es muy importante que el "viento" afecte a toda la figura por igual, de tal forma que si la ropa o el pelo de la miniatura se mueven en un sentido, el estandarte deberá moverse en el mismo. En mi caso, por la pose de la figura me pareció idóneo representar una marcha veloz pero frenada momentáneamente. Así que fui forzando el peltre hacia abajo (en el sentido del asta).


Como es lógico, el paso final es introducir el alambre por el agujero que hemos hecho en la mano, y pegar la pieza en su posición final. Como podrán observar he resaltado la miniatura al colocarla sobre un trozo de corcho.


Y eso es todo por ahora. {En realidad tengo las piedrecillas de la peana pegadas, pero no he hecho una foto final}. En cualquier caso, la mini quedará esperando hasta el día 1.

eSdlA, peli vs libro, I-4: Un atajo hacia los hongos


Continuamos con este repaso comparativo entre la novela El Señor de los Anillos y su adaptación cinematográfica. Hoy toca el capítulo cuarto.

En el libro:

Llega la mañana, y Frodo descubre al despertar que los elfos de Gildor se han marchado, pero les han dejado fruta y pan. Pippin y Sam le interrogan sobre su conversación de la noche anterior, pero poca información obtienen. En un aparte, Frodo le pregunta a Sam si está dispuesto a seguirlo más allá de Cricava, ahora que ha visto a los elfos, y por primera vez encontramos al Sam serio, fiel servidor, a quien no le importan las incomodidades.

Los tres comentan el camino a seguir. Frodo insiste en cortar a través del campo para llegar a Balsadera, y entonces Pippin pronuncia una de las frases más conocidas del libro: «Los atajos cortos traen retrasos largos». Sin embargo, su intención era pasar por Cepeda para disfrutar de la cerveza de La Perca Dorada (tercera taberna que es nombrada en el libro). La respuesta de Frodo, algo menos famosa, tampoco tiene desperdicio: «Los atajos cortos traen retrasos largos; pero las posadas los alargan todavía más».

Sea como fuere, finalmente deciden no seguir por el camino, lo que los salva de toparse con otro jinete. Atravesando la maleza de forma dificultosa ocupan toda la mañana, pero consiguen salir del bosque y alcanzar las tierras cercanas al Brandivino, de nuevo ocupadas por zanjas y cercos. Pippin reconoce que se encuentran cerca de las tierras de Maggot, un amigo de los Brandigamo, y concretamente de Merry. Frodo cuenta entonces una simpática anécdota sobre el tiempo en que iba al lugar en busca de setas, y el terror que le producen sus perros. El granjero, cuando lo encuentran, les invita a tomar una cerveza en la casa, tras quitarles de encima a sus animales (Garra, Colmillo y Lobo).

Enseguida les cuenta que un extraño preguntó horas antes por Bolsón; cuando Maggot le indicó que acudiera a Hobbiton, el jinete le indicó: «Bolsón ha partido. Viene hacia aquí y no está lejos. Deseo encontrarlo. Si pasa, ¿me lo dirá? Volveré con oro»; sin embargo el granjero le echó de sus tierras sin responderle. Para evitarles problemas, Maggot les invita a cenar junto a su familia y luego los lleva con su carreta hasta Balsadera. Allí, un jinete les da un buen susto, pero no es más que Merry, que acude desde Cepeda porque está preocupado por ellos.


En la peli:

Este capítulo de transición sin excesiva importancia no está retratado en la adaptación, pero como habrán observado tampoco se ha perdido mucho. Como ya hemos visto en capítulos anteriores, los elfos de Gildor han sido eliminados (y por tanto todo el campamento nocturno), y el encuentro con Merry y Pippin se produce de forma fortuita, justo cuando están tomando prestadas algunas verduras.

En esa escena vemos únicamente la guadaña de Maggot (lo que hace huir a los cuatro hobbits), y poco antes hemos visto a un hobbit temeroso siendo interrogado por uno de los Jinetes, mientras un perro ladra con miedo. Si ése también es el granjero, no sabría decirlo, pero la escena es una adaptación muy ligera de lo retratado en la novela, haciendo (como ya comentamos) que el poder del Nazgûl sea básicamente aterrorizar por su mera presencia; nada de pagar por la información y ser sutil.

En definitiva, un capítulo esquilmado con acierto, aunque nos hayamos perdido al Maggot de verdad.


El próximo día descubriremos la Conspiración desenmascarada.

Iniciativa de Guerra en Color: Desafío de Feb-Hero


Para todos aquellos interesados en la pintura de miniaturas, tengo el gusto de anunciarles una iniciativa de Bairrin (en el blog An-havva) que me ha resultado interesante.

La idea es muy sencilla: pintar una miniatura de héroe, personaje o capitán durante el mes de febrero. Más que "sencilla", debería haber escrito "asequible" o algo así, porque el pintado de una mini es tan sencillo o complicado como lo deseemos.

Lo mínimo que pide el desafío (en adición a, obviamente, terminar la figura en ese tiempo) es realizar una entrada con el "antes" y otra con el "después". Sin embargo, tengo pensado hacer algo parecido a la serie que realicé sobre el Jarad a caballo, con entradas diarias mostrando poco a poco el avance y explicando el proceso. Como un paso a paso pero extendido a lo largo de una semana o así.

Si no cambio de idea, participaré en el desafío con una de las armaduras Crisis que tengo todavía por pintar. Pero no me adelantaré todavía: eso será en febrero.

Para los interesados, ésta es la entrada original de la iniciativa:



eSdlA, peli vs libro, I-3: Tres es compañía


Seguimos la serie comparativa con el tercer episodio de El Señor de los Anillos.

En el libro:

«Habían pasado dos o tres semanas y Frodo no daba señales de estar listo». Pues sí: la marcha de Frodo no sucede con prisas y de cualquier manera, ya que no es una huida de una amenaza inminente, sino que Gandalf y Frodo pretenden que la partida no sea tan comentada en la Comarca como sucedió con la desaparición de Bilbo, años atrás. La máxima es, por tanto, pasar inadvertido. Frodo decide marchar en otoño, cuando cumpla los cincuenta, y el mago le aconseja ir a Rivendel.

En verano, surge el rumor de que Frodo ha vendido Bolsón Cerrado a Lobelia Sacovilla-Bolsón para irse a vivir entre sus parientes de Los Gamos. En realidad, Frodo había comprado con la ayuda de Merry una casita en Cricava, donde simuló que se establecería (sólo Sam conocía la verdad). Gandalf parte al sur para recabar noticias, con la intención de regresar antes de la partida de Frodo, pero cuando realizan la mudanza y la pequeña fiesta de cumpleaños todavía no ha regresado.

Merry y Fredegar "Gordo" Bolger parten hacia Cricava con un par de carretas, mientras Sam, Pippin y Frodo se quedan para entregar la casa a Lobelia, y finalmente parten caminando a través de la tranquila noche. Después de atravesar parte de la Comarca, pasan la noche en un lugar resguardado indicado por Sam, que «conocía bien la región en veinte millas a la redonda de Hobbiton». Al día siguiente continúan por un camino poco transitado, y al escuchar un caballo tras ellos deciden esconderse entre los árboles (pues Frodo dice estar harto de que sus asuntos se sepan). Aparece entonces por el camino «un caballo de gran tamaño, y sobre él un hombre corpulento, que parecía echado sobre la montura, envuelto en un gran manto negro y tocado con un capuchón por lo que sólo se le veían las botas en los altos estribos. La cara era invisible en la sombra». El jinete se detiene, escucha y olfatea, y finalmente se marcha justo cuando Frodo está a punto de colocarse el Anillo en el dedo, pues tenía miedo de ser descubierto.

Siguen su marcha durante el resto del día, y también durante parte de la noche, atravesando Bosque Cerrado. Frodo canta una vieja canción de Bilbo (En el hogar el fuego es rojo / y bajo techo hay una cama), y entonces los tres hobbits vuelven a escuchar sonido de cascos de caballo. Ocurre entonces una escena parecida, sólo que el jinete comienza a acercarse hacia Frodo, siendo espantado por un sonido de risas y cantos: un grupo de elfos sigue el mismo camino que ellos, y pueden oír cómo cantan una canción que entienden sólo a medias (¡Oh Elbereth! ¡Gilthoniel!). Es un grupo errante liderado por Gildor Inglorion, que conocía a Bilbo y había visto varias veces a Frodo. Cuando Pippin les pregunta acerca de los jinetes, los elfos deciden invitarlos a pasar la noche con ellos.

Los llevan entonces a un refugio algunas millas más hacia el este, y después de la cena Frodo conversa con Gildor. No obtiene datos adicionales sobre los jinetes, empero, pues el elfo no cree ser quien deba contarlos. Al respecto de la tardanza de Gandalf, Gildor lo ve extraño, pero alude a la famosa frase «No te entrometas en asuntos de magos, pues son astutos y de cólera fácil» y le promete avisar de su viaje a las Compañías Errantes y a aquellos que tienen poder para el bien.


En la peli:

Si los capítulos previos habían sido adaptados prácticamente sin cambios, para dar mayor velocidad a las películas (supongo) se suprimió todo el plan pergeñado para no dar que hablar en la Comarca. Así que en la escena La Sombra del Pasado, Sam y Frodo recorren parte de este capítulo en solitario, y contemplan la marcha de un grupo de elfos, como dijimos en la anterior entrega de la serie.

Esos elfos parecen iluminados por una luz fantasmagórica, y atraviesan los bosques vestidos con largas e impolutas túnicas al son de un coro solemne. En la novela, el grupo de Gildor, de quien se dice que son Altos Elfos, cantan con alegría, se sientan alrededor de una fogata, en el suelo o en tocones de árboles. Sí, una luz parece iluminar sus rostros, pero no parecen fuera de lugar en el bosque.

Por otra parte, después de mostrar lo sucedido a Gandalf en Isengard (que el libro deja en suspense, pues varias veces los personajes se extrañan de que el mago no cumpla su palabra), Sam y Frodo se encuentran de golpe con Merry y Pippin en la escena Un atajo hacia los hongos. Es entonces cuando aparece el Jinete, y los hobbits se esconden al lado del camino.

En la adaptación, este Jinete da la sensación de ser poco más que un manto vacío sobre un terrible caballo, y de hecho parece fuera de lugar que al descender de su montura caiga con tanto peso sobre sus armados pies, y que se oiga ese olfateo, pues bajo la negra tela sólo parece haber un fantasma. En la novela la presencia de los Jinetes provoca pavor, pero sin embargo sí pueden verse: el Tío le cuenta a Sam que un hombre alto y de piel oscura ha preguntado por Bolsón.


En definitiva, el capítulo parece haber sido ignorado. Considero que recortar el plan de marcha hacia la casita de Cricava es una buena idea, aunque no me gustó cómo lo resolvieron. Gandalf apremia a Frodo y Sam para que se marchen, cuando él ha tardado tantos años en ocuparse del asunto (claro que, como ya comentamos, en la adaptación sólo parece transcurrir una noche). Y, lo que es peor, Merry y Pippin, que simplemente estaban por ahí "tomando prestadas" algunas verduras, se unen al largo viaje de Frodo; sin pertrechos, ni comida, ni preparación.

Aún así, se produce un importante punto de inflexión, que refleja mediante el brutal cambio de ritmo la transición desde la campestre tranquilidad de la Comarca hacia el difícil viaje que los personajes tienen por delante. Eso es bueno. Lo que ya no lo es tanto es que un espectador que no haya disfrutado de la novela dirá "Gildor Ing... ¿quién?".

El próximo día tomaremos Un atajo hacia los hongos.

Reseña: Las naciones enanas, de Dan Parkinson


Hoy les traigo un vistazo a otra trilogía situada en el universo de Dragonlance. Y digo bien, trilogía, porque en esta ocasión no es una historia dividida en tres tomos, sino tres historias ocurridas en diferentes momentos temporales pero situadas en un mismo lugar: el famoso Thorbardin, o sus alrededores.

Su autor, Dan Parkinson, nació en 1935, pero publicó su primer libro a los 50 años. Ávido lector de los grandes clásicos, como Burroughs, Dickens o Poe, escribió fantasía, ciencia ficción, westerns e histórica. Es autor de series como The Gates of Time, donde los personajes van saltando de un punto a otro de la historia, o Patrick Dalton, novelas marítimas ambientadas en las colonias norteamericanas. En el mercado español, donde todo eso no ha sido publicado, es más conocido por sus obras franquiciadas bajo el sello de Dragonlance, más concretamente novelas centradas en los enanos: además de Las naciones enanas (1993-94), que tratamos aquí, también encontramos en su haber Las puertas de Thorbardin (1992) y Los enanos gully (2000). Dan Parkinson murió en el año 2001, con 66 años.

No había leído nada de Dan Parkinson, y debo confesar que me ha sorprendido gratamente. Sin caer en el defecto de un lenguaje excesivamente sencillo, su prosa logra transmitir velocidad e intensidad, sensación aumentada por la brevedad de los libros (poco más de 300 páginas cada uno) y su división en múltiples episodios de una decena de páginas. El autor explora poco o nada los sentimientos de sus personajes, centrándose mucho más en lo que ocurre a su alrededor, pero al menos consigue que el puñado de enanos protagonistas no sean todos iguales, lo cual ya es un mérito en sí mismo. Por supuesto, cualquier opinión sobre su estilo está condicionada por tratarse de una traducción; mas en este caso Mila López, traductora de los tres volúmenes, parece haber hecho un trabajo estupendo.

El primer volumen, El Pacto de la Forja, situada en los años 2692-2689 AC (Antes del Cataclismo), enfrenta a los calnars del reino de Thorin contra un ejército invasor dirigido por el típico mago malote. Aunque los enanos vencen esta amenaza, su ciudad queda tan destrozada que parte de los suyos se exilian en busca de una tierra profetizada por un anciano. La novela realiza entonces un salto, trasladando su acción a las montañas Kharolis, donde diversos thanes enanos compiten entre sí por los recursos, uniéndose tan sólo para expulsar a los extranjeros. La segunda mitad de la novela narra la llegada de los viajeros a este lugar, y el establecimiento de un nuevo reino enano, Kal-Thax, con Thorbardin como su capital. En mi opinión, El Pacto de la Forja es la mejor de las tres obras: aunque sufre la ausencia de tramas secundarias, muchos capítulos comienzan con algunas páginas que describen de una forma rápida y amena detalles sobre la cultura o la ingeniería enana; a pesar de la falta de continuidad entre sus diferentes partes, cuenta una historia interesante que llegó a engancharme bastante; y su relativa originalidad es un logro, habida cuenta de lo habitual entre estas novelas de franquicia.

La historia contada en la segunda obra, El reino de los thanes, tiene lugar noventa años después, en el 2596 AC. Toda la acción transcurre esta vez en el interior de Thorbardin o en sus inmediaciones, y de hecho su título original Hammer and axe hace referencia a las herramientas preferidas por las gentes del interior y del exterior de la montaña. En realidad, Thorbardin no es un reino, pues está controlado por un consejo de thanes, pero a lo largo de la novela se evidencia la necesidad de un líder claro en momentos de amenaza. Ésta viene definida por dos tramas diferentes, que comienzan desde un mismo punto: unos magos realizan un conjuro para situar el punto de construcción para una de las ocho torres de hechicería, liberando sin querer una extraña bestia del pasado; pero un par de enanos los interrumpen y se hacen con la gema necesaria para completar el proceso. Así que los dos peligros a los que se enfrenta Thorbardin son el asalto de un ejército dirigido por los otros magos, que intentan hacerse con la gema, y los ataques esporádicos de la bestia. Éste es el que menos me ha gustado de los tres: está bien escrito pero mal estructurado, como si las dos tramas hubieran sido escritas por separado y no con la intención de formar una única obra, y los detalles sobre la resistencia de los enanos a la magia no está bien explicada (se limita a ofrecer versiones de lo mismo, como si todos los conjuros mágicos fueran de tipo ilusorio).

El tercer libro, Derkin, el primer rey, transporta la narración varios siglos hacia adelante, pues se sitúa hacia 2230 AC y a lo largo de unos cuantos años. La portada (que, como las anteriores, es de Tim Hildebrandt) hace referencia a su título original, The Swordsheath Scroll («El Pergamino de la Vaina de la Espada»). Toda la historia está centrada en Derkin, descendiente de diversos líderes de la historia de Thorbardin, esclavizado por los humanos del imperio de Ergoth, y, en muchos aspectos, similar al personaje (histórico, novelizado y seriado) de Espartaco. Tras escapar de las minas, liberará a los otros presos, los convertirá en un ejército y, al no obtener ayuda de los enanos de Thorbardin (que han abandonado toda pretensión en la superficie), recuperará el territorio de Kal-Thax de manos ergothianas. Ciertamente el libro está repleto de pequeñas refriegas y grandes batallas, bien contadas pero excesivas, y la ausencia de los puntos de vista de los enanos de Thorbardin se me antoja un esquilmo arbitrario, como si al no mostrarlo se pudiera sorprender al lector con un final que, para mí, hubiera quedado mejor como el de Espartaco.

En definitiva, unos libros bien escritos, sin incoherencias, que pueden leerse con rapidez dejando un buen gusto en el paladar. Aunque, eso sí, como ya hemos indicado la primera está situada a un nivel muy superior si la comparamos con sus compañeras.

eSdlA, peli vs libro, I-2: La sombra del pasado


Si el número de visitas a una entrada es una medida del gusto de los lectores, la serie comparativa entre El Señor de los Anillos y su adaptación al cine es por el momento una preferencia obvia. Así que continúo con el segundo episodio, La sombra del pasado.

Antes, empero, quiero hablarles de los prólogos de las películas. Creo que la escena previa de cada una de las tres entregas es sensacional, y ayuda a ponerse en situación fácilmente. En La Comunidad del Anillo se cuenta la historia previa de dicho objeto, desde la Última Alianza hasta el encuentro de Bilbo con Gollum; son hechos narrados en su mayor parte en el capítulo que hoy tratamos, así como en El concilio de Elrond. En Las Dos Torres vemos qué pasó con Gandalf tras su caída desde el puente de Durin, algo que en la novela se nos cuenta tras la reaparición del mago. En El retorno del rey la visión se centra en cómo Sméagol se hace con el Anillo, algo únicamente vislumbrado en el primer prólogo. Todas estas escenas, como hemos comentado, aparecen en la novela bajo la forma de analepsis (o flashback, si lo prefieren), narradas principalmente por Gandalf. El recurso del prólogo de la adaptación me parece muy bien usado, ya que de esa manera el resto de la historia puede contarse, salvo alguna excepción, de manera cronológica.


Pasemos ya a la comparativa.

En el libro:

«La charla no decreció ni en nueve ni en noventa y nueve días»: las habladurías sobre la locura de Bilbo se extienden por la Comarca, mientras Frodo va ganando también fama de extravagante por su empecinamiento en seguir celebrando el cumpleaños de su tío.

Los años pasan, y Frodo (aunque bien conservado) se acerca a su quincuagésimo cumpleaños. Comienza a pensar en los espacios blancos de los mapas, más allá de las fronteras de la Comarca. Sin embargo, algunos viajeros (particularmente enanos llegados del sur) «hablaban en voz baja del Enemigo y de la Tierra de Mordor», un nombre ominoso pero apenas recordado por lo hobbits.

Asistimos a una pequeña conversación sobre estos rumores mantenida en El Dragón Verde, en Delagua (la segunda posada aparecida en el libro, siendo la primera la de La Mata de Hiedra, en el camino a Delagua), entre Sam Gamyi y Ted Arenas. El primero dice que su primo vio un hombre-árbol, y Ted se burla de su credulidad.

Entonces reaparece Gandalf, que en años anteriores había realizado rápidas visitas a Frodo pero llevaba ya mucho sin aparecer. «El mago tenía el cabello más blanco ahora y la barba y las cejas quizá más largas y la cara más marcada por las preocupaciones y la experiencia, pero los ojos le brillaban como siempre y fumaba haciendo anillos de humo con el vigor y el placer de antaño». En una larga escena, Gandalf pone en antecedentes a Frodo (y al lector) sobre el poder del Anillo: «Es mucho más poderoso de lo que me atreví a pensar en un comienzo, tan poderoso que al fin puede llegar a dominar a cualquier mortal que lo posea».

La información que se obtiene es la siguiente: la existencia de los Grandes Anillos; el poder nocivo del Anillo sobre el portador; la existencia de Saruman («es un grande entre los Sabios, el jefe de mi orden, el principal del Concilio. Tiene profundos conocimientos y un orgullo que ha crecido a la par y se toma a mal cualquier intromisión») cuyas palabras hicieron que Gandalf dejara de temer al objeto encontrado por Bilbo (hasta su discusión antes de su despedida); la inscripción del Anillo (es Gandalf quien lo lanza al fuego y lo recupera después, tocándolo con sus propias manos); el regreso de Sauron a Mordor; la lucha contra él en la anterior Edad, cuando Isildur tomó el Anillo, y su posterior pérdida cuando fue muerto en el Anduin; la historia de Sméagol (descubierta por Gandalf del propio Gollum, cazado por Aragorn «el más grande viajero y cazador del mundo en esta época»); y la información que, muy posiblemente, tenga Sauron sobre los hobbits y el Anillo.

Después de que Frodo ofrezca el Anillo a Gandalf, y éste lo rechace, Frodo decide salir de la Comarca para no poner en peligro a sus vecinos. Gandalf otorga a Frodo un pseudónimo, Sotomonte, y a continuación atrapa al fisgón de Sam Gamyi, que se ha enterado de parte de la conversación y está deseoso de ver a los elfos («¿Podría llevarme con usted a ver a los elfos, señor, cuando usted vaya?»). Con la decisión de Gandalf de que Sam acompañe a Frodo en su partida de la Comarca, finaliza el capítulo.

En la peli:

Esta parte ocupa unos diez minutos de película, sin contar el prólogo, donde como hemos comentado puede verse parte de la historia narrada por Gandalf a Frodo. Otra parte, la caza de Gollum, que en la película únicamente es nombrada de pasada (cuando el mago cuenta que perseguía a Gollum, pero que "el Enemigo lo encontró antes"), puede verse con tranquilidad en The hunt for Gollum, una producción de una media hora que se ocupa justamente de este hecho. Pueden ver nuestra entrada al respecto, con el enlace para poder ver la película, aquí.


Las escenas concretas de la película que adaptan este capítulo son tres: La Historia de Isildur, En el Dragón Verde y la primera parte de La Sombra del Pasado. En la primera, tras observar la tortura sufrida por Gollum y la salida de los nazgûl desde Minas Morgûl, comprobamos la búsqueda de información llevada a cabo por Gandalf en Minas Tirith. La segunda, añadida en la edición extendida, nos enseña a Frodo, Merry y Pippin pasándolo bien en la taberna, mientras en la mesa conversan Sam Gamyi, el que supongo es Ted Arenas, el tío (Ham Gamyi) y otro hobbit anciano. Finalmente en La Sombra del Pasado Gandalf conversa con Frodo en Bolsón Cerrado, le mete el miedo en el cuerpo, le apremia a salir corriendo, y sorprende a Sam fisgoneando, por lo que también lo suma al viaje.

Algo más adelante en la película, justo antes de que los dos hobbits se encuentren con Merry y Pippin, la versión extendida incluye otra escena extra, llamada El Paso de los Elfos, que adapta una pequeña referencia aparecida en el libro: «Los elfos, a quienes se veía muy raramente en la Comarca, cruzaban los bosques hacia el oeste, al atardecer; pasaban y no volvían; abandonaban la Tierra Media y ya no les interesaban aquellos problemas». Tanto en esta escena como en la conversación de Gandalf y Frodo, el guión sigue los diálogos de la novela de forma muy fiel.

Lo malo es, por supuesto, que Frodo y Sam no inician el viaje tan rápido, y que Merry y Pippin están enterados del plan de marchar de la Comarca. Pero todo eso lo veremos en Tres es compañía.

Diario de campaña 140 y 141: oscura torre misteriosa


Última quedada del 2013, e inicio del nuevo año. En la primera de ellas disfrutamos incluso de un pleno de jugadores.


Ambas partidas transcurrieron en el interior del extraño torreón que ha aparecido recientemente en las tierras fronterizas entre Paël y Lustal, y, ¡oh, casualidad!, justo para que nuestros aguerridos aventureros puedan explorarla. El edificio, ajeno a cualquier cultura actual de Lüreon, pertenece a una civilización extinta cuyos restos han sido encontrados en diversas ocasiones por los PJ: una falsa tumba que ocultaba el arma capaz de dañar a Setis (la semidiosa de los serpántropos), un fragmento de un portal de transporte en la tumba del fundador de Paël, y ahora la torre de vidrio negro.

Todos estos objetos y construcciones están hechos de un material vítreo, parecido al ámbar, sin fisuras ni piezas constituyentes (al menos, visibles), y completamente inmune a la presión o al calor (bajo la experiencia de nuestros héroes). Los accesos, invisibles hasta su apertura, simplemente funcionan bajo el contacto de una criatura, y una luz suave parece brotar de todas las paredes interiores. Por si fuera poco, son usuales los espacios extradimensionales, y, por ejemplo, la torre es más grande por dentro (o más pequeña por fuera, como prefieran).

Los primeros pasos en la exploración del lugar estuvieron ocupados por unos sencillos combates, que fueron complicándose exponencialmente hasta que las Garras descubrieron que no estaban obligados a seguir ascendiendo.


Luego hubo algunas trampas y un simpático acertijo que espero describirles en una entrada posterior, para que puedan usarlo a su gusto. En determinado momento (justo al inicio de la segunda sesión), un acceso llevó al grupo a una especie de cabaña en el bosque: una casa de campo perdida en algún tipo de nexo temporal. Por las ventanas, el grupo podía ver a gente con ropas muy pasadas de moda (por decirlo de alguna manera), y encontraron monedas y suministros con fechas de 500 años atrás.

Las Garras continuaron la exploración, hasta llegar al penúltimo combate: un retoño oscuro (bueno, una versión del Sd12 sin conexión con la mitología lovecraftiana sino con el Plano Umbrío) con el que sostuvieron un único asalto (por falta de tiempo). Los personajes (en ese momento sólo había cuatro jugadores) quedaron bastante tocados, y de hecho el menos herido (en Puntos de Vida perdidos) tenía un ojo sacado de su órbita. El bicho es duro de narices. En ese punto tan dramático, tuvimos que cortar sesión.

PS: Si se fijan en la anterior foto, construí para el grupo, como especie de regalo de fin de año, una superficie para lanzar los dados. Simplemente está hecho con una bandeja para el pan y un tapete de póquer (ambos obtenidos por muy poquito en un multiprecio). La bandeja tiene todas las paredes pintadas de negro (con pintura metálica, para que el resultado quede liso y brillante). Medí el interior con un par de cartulinas unidas por celo, y las pegué sobre el tapete para que se ajustara al interior. De esto tienen la imagen inferior. Luego di unas pinceladas con pintura negra muy aguada, y ayudándome de una plantilla dibujé el símbolo del Sd12 y el dodecaedro. Al grupo parece gustarle, y lo usan con profusión.


eSdlA, peli vs libro, I-1: Una reunión muy esperada


Antes de continuar con mi revisión comparativa entre El Señor de los Anillos y su adaptación al cine, me gustaría comentar un detalle sobre su división en partes.

Hay gente que insiste en llamar a la novela una trilogía (algunos incluso discuten con los fans de Star Wars sobre cuál es la "trilogía original", tal y como se parodia en Clerks 2, del siempre genial Kevin Smith). Sin embargo, una trilogía es, efectivamente, una unidad compuesta de tres partes, particularmente en el medio artístico y, sobre todo, literario. El término nació en la Grecia clásica, para hacer referencia a las tres tragedias que presentaban los autores dramáticos (seguidas, generalmente, de un drama satírico que fue apartándose cada vez más de las otras). Sea como fuere, y aunque exista una unidad dentro de la trilogía, ésta viene determinada por la presencia de un mismo personaje (en diferentes momentos) o de un mismo tema, pero no constituyen una misma obra. Es gracioso que el hecho de publicar eSdlA en tres partes (una decisión de la editorial, por motivos prácticos y económicos), haya dado lugar a una enorme caterva de novelas que se publican en forma de falsa trilogía.

Soltado este rollo, debemos darnos cuenta de que la única división que veía Tolkien dentro de su propia novela es en los llamados "libros", de los que tenemos un total de seis (dos en cada tomo publicado). Estos libros internos poseyeron un título, pero tras algunas tentativas fueron eliminados en la publicación. Son los siguientes:

  • Libro I. Llamado El Anillo se pone en camino, o también El primer viaje.
  • Libro II. Titulado El Anillo va al Sur, o bien El viaje de los nueve compañeros.
  • Libro III. Llamado La traición de Isengard.
  • Libro IV. Titulado El Anillo va al Este, o tal vez El viaje de los portadores del Anillo.
  • Libro V. Llamado La Guerra del Anillo.
  • Libro VI. Titulado El fin de la Tercera Edad.

Y ahora ya por fin paso a la comparación del capítulo inicial de la novela.


En el libro:

Todo comienza, por supuesto, con los rumores sobre la fiesta del centésimo décimo primer cumpleaños de Bilbo Bolsón, y, qué casualidad, del trigésimo tercero de Frodo, su joven primo (al que adoptó algunos años atrás). Naturalmente, es una manera excelente de presentar la tragedia familiar de Frodo, vista por sus vecinos, y al mismo tiempo de ganar la simpatía del lector hacia el nuevo protagonista.

En la siguiente escena, un carro cargado de bultos extraños, conducido por enanos encapuchados, sube hacia Bolsón Cerrado. Poco después, llega otro carro: «Lo conducía un viejo. Llevaba un puntiagudo sombrero azul, un largo manto gris y una bufanda plateada. Tenía una larga barba blanca y cejas espesas que le asomaban por debajo del ala del sombrero». Llega, pues, Gandalf.

Luego se narran los preparativos: la oficina de correos colapsada por las invitaciones y sus respuestas, las tiendas y pabellones en el prado, y el ejército de cocineros. Iniciada la fiesta, o mejor dicho variedad de entretenimientos, Bilbo recibe a cada invitado con un regalo. Los niños reciben juguetes, muchos encargados un año antes en Erebor y Valle (esta dato que parece superfluo no es gratuito, como luego verán). Luego se suceden las comidas (tres de ellas, "oficiales"), los fuegos de artificio de Gandalf (profusamente descritos; y sí, aparece el dragón rojo y dorado), y la cena privada para las doce docenas de personas seleccionadas por Bilbo y Frodo. Es en esta cena donde tiene lugar el discurso de Bilbo (que incluye una de las citas más conocidas: «No conozco a la mitad de ustedes, ni la mitad de lo que querría, y lo que yo querría es menos de la mitad de lo que la mitad de ustedes merece») y su desaparición gracias al Anillo.

Luego tiene lugar la conversación entre Bilbo y Gandalf, donde el mago se ve obligado a forzarle a abandonar el Anillo. Bilbo, liberado por fin de la carga, marcha acompañado por tres enanos y una canción en los labios: «El camino sigue y sigue / desde la puerta. / El camino ha ido muy lejos, / y si es posible he de seguirlo / recorriéndolo con pie decidido / hasta llegar a un camino más ancho / donde se encuentran senderos y cursos. / ¿Y de ahí adónde iré? No sabría decirlo».

Luego Frodo llega a casa y, tras hablar brevemente con Gandalf, se encarga de despedir a los invitados. A la mañana siguiente, tras la limpieza, Frodo invita a algunos hobbits a pasar a la casa, donde Bilbo les ha dejado algunos graciosos, y muy irónicos, regalos. Tras enfrentarse a los Sacovilla-Bolsón, Frodo mantiene una nueva conversación con Gandalf, en la que el mago le aconseja esconder el Anillo y no usarlo. Aún no sabe por qué, pero el tesoro mágico le escama. El mago marcha, y «Frodo no volvería a verlo por largo tiempo».

En la peli:

Este capítulo es uno de los mejor adaptados de toda la novela. Ocupa nada menos que veinte minutos, y transcurre a lo largo de cinco escenas: La Comarca (el encuentro de Frodo y Gandalf, que a pesar de ser algo inventado nos presenta los antecedentes que aparecen en el libro en forma narrada), Viejos amigos (el encuentro de Gandalf y Bilbo), Una reunión muy esperada (la fiesta de cumpleaños), Adiós querido Bilbo (la conversación de Gandalf y Bilbo, con la entrega del anillo) y Mantenerlo en secreto es mantenerlo a salvo (el aviso de Gandalf a Frodo sobre esconder el Anillo). Ninguna escena es exclusiva de la edición extendida, aunque se ha añadido un poco de material extra en las dos primeras.

Como decía, la adaptación de esta parte es muy fiel, e incluye frases calcadas directamente del libro (¡incluso el inicio de la canción!). Resulta todo un acierto. No se libra de un par de detalles extraños al eSdlA original. En primer lugar, la apariencia de comunidad cerrada de excesiva rusticidad: no hay enanos, ni jugutes de Valle, ni se indica que los invitados de la fiesta procedan de toda la Comarca (que no tiene, ¡oh, sorpresa! una sola población, sino muchas y variadas). En segundo lugar, la presentación tan temprana de los hobbits que acompañarán a Frodo. Son escenas tiernas (la de Sam con Rosita) y graciosas (la de Merry y Pippin con los petardos del mago); sin embargo, hay un problema con las edades relativas, sobre todo con la de Pippin (ya lo veremos más adelante). En el libro únicamente aparecía Merry, ayudando a Frodo con los invitados más pesados, y de Sam sólo oímos hablar como la persona que se ocupa del jardín de Bolsón Cerrado.

Pero como digo son sólo un par de detalles que no molestan, y que podemos pasar por alto sin problemas a menos que hilemos muy fino.

El próximo día, nos enfrentaremos a La sombra del pasado.

Útiles y pertrechos para el sendero (I)


El pasado año salí de caminata menos de la mitad de lo que debería, y la mitad de lo que debería... En fin, ya me entienden. Y además, en las ocasiones en que salía no realizaba una entrada con los datos de la ruta o simplemente con las fotos tomadas. Pienso poner remedio a todo ello.

De momento, quería aportar algunas consideraciones sobre el equipo básico que necesitamos para practicar senderismo. Naturalmente, parafraseando la famosa canción de Jarabe de palo, todo es relativo: no usaremos las mismas cosas en un pequeño paseo en las proximidades de una población, que en una larga ruta en la que nos veamos obligados a pernoctar. Del mismo modo, como en cualquier otro deporte, el dinero que nos dejemos en el material dependerá de la cantidad de uso (además de los fondos disponibles, claro); debemos evitar un gasto innecesario en un objeto que va a quedarse durante todo el año en el armario.

Y ahora veamos por encima algunos de estos pertrechos:

  • Calzado: El "instrumento" indispensable para el senderista son sus pies, por lo que un buen calzado debe ser lo primero en nuestra lista. Para salidas cortas pueden hacer el papel unas zapatillas de deporte, pero incluso para eso aconsejaría unas botas de senderismo. Y sí, mejor bota (lo que llaman de media caña es lo habitual) porque al tener el pie más sujeto se evitan pequeños accidentes. No es necesario que sean las más caras del mercado (con materiales como el Gore-Tex o lindezas así), pero lo ideal es que el pie transpire y el tejido no se empape a las primeras de cambio. Para que los que conozcan Decathlon se hagan una idea, yo adquirí unas Forclaz 600 (de la famosa gama Quechua) porque estaban en oferta (50 € en lugar de 80); eso fue hace ya seis o siete años, y hará un mes les cambié los cordones, y casi parecían nuevas. En ciertas condiciones atmosféricas deberemos adaptar el calzado. Por ejemplo, aquellos que visiten zonas pantanosas agradecerán unas botas de agua, y a los que tengan la suerte de atravesar nieve, tal vez les vengan bien unas polainas. Nunca he probado estas últimas, pero la verdad es que algún día, en rocío abundante, las he echado en falta.
  • Otras prendas: El resto de la ropa tiene una menor importancia, siempre que sea cómoda, ligera, y que se adapte al clima. Atravesar muchos senderos medio devorados por los matorrales me ha enseñado que es mejor el pantalón largo que el corto (para evitar los rasguños y los picores), y mejor el tejido tipo lona o gabardina que el algodón o el poliester (para evitar quedar enganchado). Respecto al abrigo, dependerá de la persona, pero es mejor pasarse (siempre que la prenda sea ligera, como una camisa térmica o un cortavientos) y luego llevarla atada a la cintura o en la mochila, que no al revés.
  • Bastón: Algunos lo tendrán por innecesario, pero el bastón ayuda mucho al senderista. En primer lugar, ayuda a las piernas en su tarea de soportar el peso corporal, aunque sea una pequeña parte. Y, sobre todo, puede ser un buen apoyo en ascensos y descensos. Lo considero casi obligatorio para aquellos que, por ejemplo, tengan tobillos débiles, o, como yo, hayan sido operados de una rodilla. Como uno no siempre encuentra una buena rama que le sirva como bastón improvisado, aconsejo adquirir uno de altura adaptable (telescópico), y a ser posible con anti-shock.  Yo compré el mío en un multiprecio, y estoy la mar de contento. También pueden usarse dos bastones, aunque supongo que esto será más útil en las zonas con pendiente escasa.

Hasta aquí por hoy. La semana próxima veremos qué cosas podemos echar en la mochila, si es que la llevamos...

eSdlA, peli vs libro: Prólogo

Me he dado cuenta de las numerosas veces en que me toca repetir algún detalle de importancia que ha sido variado, truncado, retorcido o simplemente ignorado en las adaptaciones de uno de mis libros favoritos. Por ventura, haya que agradecer este descubrimiento a la segunda entrega de la adaptación (o perpetración) de El hobbit.

Sucede que, a pesar de contar entre mis amigos a grandes seguidores de la fantasía y también a algunos buenos lectores, muchos no han disfrutado de El Señor de los Anillos. Y eso, para mí, linda con la herejía.

Por supuesto, uno no puede acordarse de todos los detalles de eSdlA a petición del personal. Por ejemplo, recuerdo que un amigo me preguntó una vez por el número de efectivos que combatieron por cada bando en el Abismo de Helm, asombrado por la excesiva diferencia numérica entre los jinetes y la caterva de la Mano Blanca (que, por cierto, no son uruk-hai; pero eso ya lo explicaremos).

Así pues, me he decidido a analizar cada capítulo del libro, comprobando cómo (y dónde) se han usado sus diferentes escenas en la versión cinematográfica. No voy a hacer un resumen completo, pero sí una suerte de epítome, más largo tal vez si la escena no ha sido representada en las películas, pero sobre todo fijándome en los cambios y desapariciones. Usaré las versiones extendidas (aunque donde pueda señalaré si la escena no pudo verse en el cine), pero seguiré el orden del libro, capítulo a capítulo, e incluiré citas cuando lo considere necesario. Espero hacer uno cada cinco días, o al menos uno por semana, de tal forma que esta serie me ocupará todo el año. Espero, también, que me sigan en el viaje y me corrijan si olvido algo o cometo algún error.

De momento, empezaremos por el prólogo.


En el libro:

Se trata de un texto situado en realidad fuera de la historia narrada en el libro. Es decir, es un auténtico prólogo introductorio, y no simplemente un capítulo más. Sus primeras frases nos muestran la función de este texto (resumir El hobbit y presentar el mundo desde el punto de vista hobítico): «Este libro trata principalmente de los hobbits, y el lector descubrirá en sus páginas mucho del carácter y algo de la historia de este pueblo. Podrá encontrarse más información en los extractos del Libro Rojo de la Frontera del Oeste que ya han sido publicados con el título de El hobbit». No en vano, habían transcurrido casi treinta años desde la publicación de la que ahora se considera su precuela.

El prólogo se divide en cuatro partes de muy diferente extensión, aunque en total ocupan poco más o menos lo mismo que un capítulo normal.

  • De los hobbits: El fragmento más largo, con diferencia. Describe las características de esta raza, sus costumbres y hábitos, así como algunas pinceladas de su historia.
  • De la hierba para pipa: Como complemento a lo anterior, aparecen las palabras de Meriadoc Brandígamo en su introducción al Herbario de la Comarca, tratando la historia de la galenas dulce (probablemente una variedad de Nicotiana), y de su primer uso como hierba para pipa por parte de los hobbits.
  • De la ordenación de la Comarca: Trata de las divisiones administrativas de la Comarca, así como de los cargos de thain y alcalde, y de los servicios de correo y policía.
  • Del descubrimiento del Anillo: Resumen del encuentro entre Bilbo y Gollum. Un detalle curioso: este resumen, que coincide con nuestra lectura de El hobbit, es la historia "real" de lo que sucedió, aunque en la primera versión de aquel libro apareciera otra historia diferente. Para solucionar el cambio, Tolkien introdujo la idea de que lo contado en la primera versión era lo que Bilbo contó a sus compañeros de viaje, y lo de la segunda y posteriores era lo sucedido en realidad, tal y como lo escribieron Frodo o Sam, que conocían la verdad.
El prólogo va acompañado con una Nota sobre los archivos de la comarca, que detalla el nombre y los autores de diferentes tratados y recopilaciones en las que, dentro de la propia Tierra Media, puede encontrarse la historia contada en el libro. Es un texto añadido a partir de la segunda edición del original, y en mi humilde opinión es más aprovechable tras leer el libro (o bien en una segunda lectura), debido a la cantidad de nombres de protagonistas que aparecen.

En la peli:

Lo que en la primera entrega hace de prólogo, titulado sencillamente Un Anillo para gobernarlos a todos... en realidad resume toda la información que, al respecto de los anillos de poder, se va desgranando a lo largo del libro. Y, además, la escena de Gollum es presentada de forma muy sucinta (en aquellos días llegó a mis oídos que había sido por una cuestión de derechos, pues no poseían los de El hobbit).

Lo más parecido al prólogo del libro es la segunda escena incluida en la versión extendida, que muestra a Bilbo comenzando la escritura de Un viaje de ida y vuelta, para luego pasar a una serie de imágenes de hobbits realizando diferentes actividades mientras la voz de Bilbo nos relata algunas cosas al respecto (en el cine sólo pudimos ver algunas de estas imágenes, sin la voz). Sin embargo, nada se dice en la película de la división de los hobbits en Pelosos, Fuertes y Albos; ni de cómo llegaron a su ubicación en la Tercera Edad, migrando desde las riberas del Anduin; ni de su forma de edificar; ni de los mensajeros y fronteros.

Información completamente superflua, digna de ser leída pero difícilmente adaptable al medio cinematográfico. Por tanto, esta parte está bastante bien tratada, aunque personalmente me hubiera gustado que apareciera un número algo más pequeño de hobbits con aspecto de ser producto endogámico.

El próximo día comenzaremos con Una reunión muy esperada.