Diario de campaña 140 y 141: oscura torre misteriosa


Última quedada del 2013, e inicio del nuevo año. En la primera de ellas disfrutamos incluso de un pleno de jugadores.


Ambas partidas transcurrieron en el interior del extraño torreón que ha aparecido recientemente en las tierras fronterizas entre Paël y Lustal, y, ¡oh, casualidad!, justo para que nuestros aguerridos aventureros puedan explorarla. El edificio, ajeno a cualquier cultura actual de Lüreon, pertenece a una civilización extinta cuyos restos han sido encontrados en diversas ocasiones por los PJ: una falsa tumba que ocultaba el arma capaz de dañar a Setis (la semidiosa de los serpántropos), un fragmento de un portal de transporte en la tumba del fundador de Paël, y ahora la torre de vidrio negro.

Todos estos objetos y construcciones están hechos de un material vítreo, parecido al ámbar, sin fisuras ni piezas constituyentes (al menos, visibles), y completamente inmune a la presión o al calor (bajo la experiencia de nuestros héroes). Los accesos, invisibles hasta su apertura, simplemente funcionan bajo el contacto de una criatura, y una luz suave parece brotar de todas las paredes interiores. Por si fuera poco, son usuales los espacios extradimensionales, y, por ejemplo, la torre es más grande por dentro (o más pequeña por fuera, como prefieran).

Los primeros pasos en la exploración del lugar estuvieron ocupados por unos sencillos combates, que fueron complicándose exponencialmente hasta que las Garras descubrieron que no estaban obligados a seguir ascendiendo.


Luego hubo algunas trampas y un simpático acertijo que espero describirles en una entrada posterior, para que puedan usarlo a su gusto. En determinado momento (justo al inicio de la segunda sesión), un acceso llevó al grupo a una especie de cabaña en el bosque: una casa de campo perdida en algún tipo de nexo temporal. Por las ventanas, el grupo podía ver a gente con ropas muy pasadas de moda (por decirlo de alguna manera), y encontraron monedas y suministros con fechas de 500 años atrás.

Las Garras continuaron la exploración, hasta llegar al penúltimo combate: un retoño oscuro (bueno, una versión del Sd12 sin conexión con la mitología lovecraftiana sino con el Plano Umbrío) con el que sostuvieron un único asalto (por falta de tiempo). Los personajes (en ese momento sólo había cuatro jugadores) quedaron bastante tocados, y de hecho el menos herido (en Puntos de Vida perdidos) tenía un ojo sacado de su órbita. El bicho es duro de narices. En ese punto tan dramático, tuvimos que cortar sesión.

PS: Si se fijan en la anterior foto, construí para el grupo, como especie de regalo de fin de año, una superficie para lanzar los dados. Simplemente está hecho con una bandeja para el pan y un tapete de póquer (ambos obtenidos por muy poquito en un multiprecio). La bandeja tiene todas las paredes pintadas de negro (con pintura metálica, para que el resultado quede liso y brillante). Medí el interior con un par de cartulinas unidas por celo, y las pegué sobre el tapete para que se ajustara al interior. De esto tienen la imagen inferior. Luego di unas pinceladas con pintura negra muy aguada, y ayudándome de una plantilla dibujé el símbolo del Sd12 y el dodecaedro. Al grupo parece gustarle, y lo usan con profusión.


2 comentarios:

  1. ¡Una aútentica superficie lanzadados! Eso debió de atraer a tantos jugadores a la mesa ¿no?

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    1. Yo creo que sí. Debieron de oler el aroma a tapete o algo parecido (porque no avisé de ningún regalo antes de la partida). Tal vez fue Vaire, que actuó como espía del resto...

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