Cómo publicar con Amazon en siete pasos (4/7): portada; revisión


Después de subir el interior del libro, CreateSpace nos hace continuar con la cubierta, antes de realizar una revisión completa.


Diseño de portada.

No podemos olvidar que la portada es parte de la tríada en la que se basa un posible lector a la hora de comprar un libro (dejando aparte el nombre del autor, si éste es conocido). A saber: título, portada y sinopsis. Y no se trata sólo de encontrar una imagen bonita, pues ésta debe representar de alguna forma el contenido del libro.

En primer lugar, deberemos elegir entre el acabado mate y el brillante. Esto va al gusto de cada uno, pero en el formato de tapa blanda, la portada mate es poco más que una cartulina, así que a mi parecer la opción con brillo le dará un acabado más profesional.

Luego ya pasamos al diseño de la cubierta. Tenemos la opción de subir una realizada por nosotros (o por un profesional; en este caso, como ya indicamos al hablar de la edición y el maquetado, debemos elegir bien y siempre después de ver sus trabajos previos). Para ayudarnos, además de una pequeña gruía sobre el asunto, también podremos descargar algunas plantillas con los márgenes y demás elementos que deberemos respetar.

Otra opción, bastante sencilla, es usar el Cover Creator, un pequeño programa dentro del propio sitio de CreateSpace, que nos permitirá elegir un tema (de entre una treintena) y luego personalizarlo un poco. No es un programa potente, pero su diseño simple nos permitirá crear una portada de líneas sencillas. Además, es un servicio gratuito, lo que ya tiene mérito. El programa cuenta con una base de imágenes, distribuidas por categorías; pero también podremos subir las nuestras, así que podremos tener una portada original usando este programa. Recordad que, al utilizar imágenes obtenidas en la red, éstas deberán estar libres de derechos.

En cualquiera de las opciones, la imagen debe tener al menos 300 ppp, así que debemos asegurarnos de que sea bastante grande de origen. Esto fue un pequeño quebradero de cabeza para la portada de Evangelio según Longinus, ya que en la base del programa no hallé ninguna imagen que representara la idea que había tenido, y las imágenes de lanzas que conseguía no tenían bastante tamaño. Al final pude encontrar una buena, y con otra imagen de sangre monté el dibujo de portada con el Paint. El resultado, obtenido con uno de los diseños del CoverCreator, me dejó muy satisfecho:


Como podemos ver, lo que se diseña es la cubierta completa, no sólo lo que solemos llamar portada, sino también el lomo y la contraportada.

Proceso de revisión.

Cuando terminamos de subir el interior del libro, CreateSpace nos permite ver el resultado dentro del propio sitio, con un visor que incluso simula el paso de las páginas. Además nos señala cualquier posible incidencia, como problemas con los márgenes o con los tipos de letra. También nos da una previsualización de la portada, cuando hemos acabado el proceso que he descrito arriba. Una vez aceptadas ambas cosas, nos podemos tomar un respiro en el trabajo. Alguien de CreateSpace va a revisar que todo pueda imprimirse sin problemas, para lo cual pueden tomarse un par de días.

En mi caso me dieron el resultado en el mismo día, en cosa de unas doce horas. Había cometido un pequeño gran error: como había estado revisando los últimos capítulos horas antes, al diseñar la portada puse en el título «Longino», que es el nombre que uso en la narración. El que había revisado el trabajo se dio cuenta de que la portada del interior y la cubierta tenían títulos diferentes. Después de cambiarlo, tuve que dejar de nuevo el libro para revisión, que en este caso fue aprobada al día siguiente.

Una vez revisado, podemos ver el resultado final en el sitio, y descargarlo en un archivo .pdf. Sólo nos queda darle un precio y lanzarlo al mercado, como veremos el próximo día.


Anterior: impresión y detalles legales

Cómo publicar con Amazon en siete pasos (3/7): impresión; detalles legales


Una vez finalizado nuestro libro (o comic, o juego de rol, o lo que sea), edición y maquetado incluidos, y elegida la autopublicación como método de sacarlo a la luz pública, como autores debemos elegir la forma en que vamos a llevar a cabo esta publicación independiente.


Sobre la impresión

No creo que el común de los escritores tenga en su casa la maquinaria necesaria para imprimir y encuadernar una tirada de libros, y aunque una opción es encontrar a un profesional local que nos realice esta tarea, esto tiene dos inconvenientes. El primero, muy obvio, es que a esa persona hay que pagarle el trabajo, y de nuevo (como en el caso de un editor o corrector) es que el pago es a fondo perdido. El segundo, relacionado con esto último, es que es muy probable que esa primera tirada de libros nos la tengamos que comer con patatas. Me explico: un autor independiente no cuenta con los seguidores de uno consagrado, ni tiene detrás el apoyo publicitario de una editorial. Quitémonos la venda de los ojos: vender libros es una carrera de fondo, y los éxitos repentinos sólo surgen de forma esporádica. Contar con una página web para nuestra obra, o contactar con los libreros locales para «colocarles» nuestros libros son buenas ideas, pero no van a resolvernos la papeleta.

Para solucionar el problema de la tirada, surgió la impresión bajo demanda: el libro se imprime y se envía cada vez que hay un pedido del mismo. Además, con este método de impresión eliminamos otro coste de la edición tradicional: la impresión bajo demanda está exenta del depósito legal.

El problema aquí es asegurar una cobertura: ¿puede mi libro llegar fácilmente a otro país? Si la empresa me lo manda a casa, y luego yo debo hacerme cargo del envío, me puede salir muy caro. Una solución a esto es Publidisa, que distribuye a buena parte del mundo de habla hispana y lusa.

Otra solución, y que además nos facilitará después el paso al libro electrónico, es meternos de lleno en el mundo del grupo Amazon. Y digo grupo: Amazon incluye un montón de sitios diferentes, y no son siempre orientados a la compra (o no de forma directa), como IMDb o GoodReads. Uno de estos sitios es CreateSpace, que nos permite subir el libro, crear una portada, y distribuir copias impresas (bajo demanda) de nuestro libro en ciertos canales, entre los que se cuenta la propia Amazon. Lo interesante es que el servicio es totalmente gratuito para nosotros (salvo nuestras propias copias, claro).


Cuenta en CreateSpace

Para empezar a funcionar en CreateSpace, debemos darnos de alta. Los primeros pasos para crear una cuenta son los típicos que rellenamos muchas veces en la red (nombre, dirección, etc). Hay algunos campos que varían si fuéramos una empresa u organización. No es obligatorio que el nombre a quien va la cuenta sea el mismo que aparecerá luego como autor del libro.

Después de completar la información «normal», comenzarán a surgir detalles un poco menos comunes. Durante el proceso, los recuadros van acompañados de un pequeño interrogante del que se desplegará una pequeña ayuda si ponemos el ratón encima. Además, siempre podremos buscar información en la red si no tenemos algo claro. De todas formas, la información se compone de dos partes: la forma en que queremos que nos paguen (y en caso de que sea transferencia a nuestra cuenta, la información de la misma: código IBAN y código SWIFT -también llamado BIC-), y la información sobre nuestros impuestos.

Esto último es importante, porque si no le indicamos nada, de todas las ventas se nos quedará un porcentaje en los Estados Unidos, y allí nosotros no tenemos nada que declarar (salvo que seamos estadounidenses o trabajemos allí). Si uno busca información al respecto, verá que en algunos sitios explican que es necesario solicitar y rellenar un documento, pero al parecer eso está desfasado: lo único que debemos hacer es entrar en una ayuda (Tax Interview Help Guide la llaman), indicar que no somos estadounidenses y que declaramos impuestos en nuestro país, y luego proporcionar una referencia de esta circunstancia. Pues bien, en España (no sé cómo será en otros países), la referencia con la que todos los contribuyentes declaran sus impuestos es nuestro DNI. Así de sencillo.


Primeros pasos para un nuevo libro

Una vez creada la cuenta, ya podremos añadir un libro (Add New Title) para comenzar nuestro proceso de publicación. Primero nos piden los datos generales: título y subtítulo, nombre del autor y otros colaboradores, idioma, y nombre de la serie si la obra pertenece a alguna.

CreateSpace nos pregunta varias veces si tenemos todos los derechos de publicación. Ojo con obras que no sean de nuestra mano (como reediciones o antologías), porque las regalías cambian bastante.

El siguiente paso es seleccionar un ISBN. Como algunos ya sabrán, ésta es una referencia única para nuestra obra, y su uso es obligatorio. Aquí se nos plantean cuatro posibilidades: usar uno propio ya existente (comprar uno en España cuesta 45 €, y 35 € adicionales si queremos que se incluya la portada, el índice y otros detalles), comprar uno (por 99 $), crear uno personalizado que sólo nos servirá para CreateSpace (por 10 $) y dejar que se nos asigne uno, que como en el caso anterior será válido únicamente para esta plataforma (servicio gratuito). No entiendo muy bien qué sentido tendría personalizar el número de ISBN, y aunque crear uno universal puede resultar llamativo, no hay que olvidar que el número está asociado a la portada y al formato, por lo que ambas opciones resultan carísimas. Así que yo aconsejo elegir la opción gratuita, y si en un futuro deseamos imprimir con alguien que no sea CreateSpace ya nos preocuparemos de conseguir un ISBN.

A continuación nos toca subir el contenido de la obra, su interior. Aunque nos dan varias opciones, creo que la mejor es tener creado un archivo .pdf con el formato adecuado. Ojo porque debemos subir un único archivo con todo el contenido, desde la portadilla hasta la última página. Mientras el archivo se sube, la propia página nos indica que podemos seguir con el proceso creando la portada, algo que nosotros haremos el próximo día.


Cómo publicar con Amazon en siete pasos (2/7): edición y formato


Entendido el concepto de autopublicación, a un autor que opte por esta vía y no quiera verse obligado a realizar una inversión inicial no le queda más remedio que arremangarse y realizar algunas tareas que no son parte de las habituales en el oficio de escritor. Aquí expongo dos de ellas (edición y maquetado) de forma general, orientada a la publicación con una plataforma del tipo de Amazon. Incidir en todos los detalles llevaría varias entradas. Si tienes dudas o quieres profundizar en algún punto, puedes escribir un comentario en esta entrada, usar tu buscador habitual o recurrir a la ayuda del procesador de textos.


¿Cómo editar un escrito?

En primer lugar, y antes de iniciar todo el proceso, recomiendo que la obra esté totalmente terminada: no merece la pena perder tiempo con estos temas, si ni siquiera hemos terminado nuestro trabajo principal, que es escribir. Todavía es pronto para el registro en Amazon, o para seleccionar una licencia para la obra, si ésta ni siquiera está completa.

¿Cuándo está terminada una obra? Difícil de decir. En muchos sitios indican que es mejor, una vez acabada una novela, dejarla reposar por algún tiempo (un par de semanas) y luego realizar una nueva revisión. De esa forma uno puede leer su propia obra con la mente un poco más despejada, y al haber olvidado ciertos detalles puede darse cuenta de si algo no funciona o es incoherente, tanto en lo respecta al estilo como a la trama de la obra.

En mi caso, presenté a un concurso la única novela que he terminado (de las muchas que he iniciado a lo largo de los años). Evangelio según Longinus contaba en ese momento con unas 50000 palabras. Meses después, tras el fallo del concurso, releí la obra, añadiendo algunas escenas nuevas y un par de episodios a la trama que sirve como relato-marco. Cuando acabé el proceso, la novela tenía 60000 palabras. Esto no es lo habitual, por supuesto, pero refleja la necesidad de ese descanso para obtener una obra más pulida y cercana al ideal que tenemos en nuestra mente.

La revisión debe hacerse desde un punto de vista literario, como ya hemos dicho (incoherencias en la trama, estilo y retórica, descripciones y diálogos, etc), pero también gramatical (la ortografía ya la supongo revisada). Todos cometemos algunos errores a la hora de escribir; fallos gramaticales en frases que parecen correctas. Detectarlos es muy difícil, aunque pueden ser de ayuda los manuales de estilo. En la red podremos encontrar bastantes consejos (algunos deben seguirse con cuidado), en particular en páginas dedicadas a las normas de estilo de los medios de comunicación. Leerlas puede ayudarnos a descubrir esos fallos invisibles, y el buscador de nuestro procesador de textos será una herramienta muy útil en estos casos. Por ejemplo, si creemos haber hecho uso del gerundio de posterioridad a lo largo de un escrito, podemos buscar «ndo» para hacer un barrido a lo largo de todos los gerundios del texto. Esto también sirve para pulir nuestro estilo, no ya de faltas gramaticales, sino de pequeños abusos que son habituales en un texto descuidado, o giros extraños que usamos en nuestra lengua habitual. Podemos por ejemplo buscar «mente» para aligerar la obra de los adverbios de ese tipo, o también una palabra en concreto que usemos de forma inconsciente como muletilla.

Antes o después de nuestra revisión, estaría bien si contamos con un grupo de lectores beta; esto es, algunos amigos o conocidos que puedan leer la obra y dar su opinión. La calidad de ésta y la importancia para el autor variarán mucho, por supuesto, en función de la experiencia lectora de cada uno y de su confianza hacia nosotros. Pero en cualquier caso pueden servir como referencia inicial para nuestro posible público.

Otra posibilidad de la que dispone un autor es contratar los servicios de un editor. Éste se encargará de revisar nuestro escrito como lo harían en los pasos iniciales del proceso de una editorial. El problema aquí, además del dinero que estamos invirtiendo (en principio, a fondo perdido), es saber si esa persona que estamos contratando sabe de verdad lo que hace. De la misma forma que para optar a un puesto de trabajo debemos presentar un curriculum vitae, antes de contratar los servicios de un editor no estaría mal que solicitásemos primero una lista de sus trabajos anteriores.


¿Cómo maquetar un texto?

Tras la edición, tenemos un escrito que es, en lo literario, lo más perfecto que podemos alcanzar por nuestros medios. Pero para subirlo a una plataforma habrá que realizar algunos cambios en lo que a formato se refiere.

Lo primero sería seleccionar un tamaño entre los disponibles en la plataforma, aunque el formato más habitual es el de 210 x 150 mm, que en Amazon y asociados es un 6 x 9 pulgadas. Lo habitual es que podamos descargar archivos adaptados a los diferentes tamaños, de tal forma que lo único que debemos hacer es copiar el texto de nuestra obra. Pero no es difícil hacerlo nosotros. En nuestro procesador de textos podemos configurar la página (Page Setup) con una serie de valores; los principales son el tamaño del papel (15'24 x 21'86 cm) y los márgenes (unos 2 cm en todos ellos estaría bien, añadiendo 1 cm para encuadernación).

En este archivo modificado debemos copiar todo el texto de nuestra obra. Yo suelo trabajar con un archivo para cada capítulo, y sé que esto puede llevar algo de tiempo, sobre todo si configuramos los encabezados de página poniendo el título del capítulo. Debemos recordar que las páginas en blanco no llevan ni encabezado ni numeración. Forzar los finales de página (Page break) nos ayudará con los posteriores cambios de archivo.

Por lo que respecta a la letra utilizada, debe ser legible, pero no demasiado grande. Diez o doce puntos es lo normal en el formato de 6 x 9. Si se incluyen tipos de letra (fuentes) poco habituales, lo mejor es incrustarlas (embed) en el archivo. Aunque así aumenta el tamaño del mismo, nos aseguraremos de que el aspecto no cambiará en procesos posteriores.

También debemos tener en cuenta la situación de ciertos elementos habituales en las ediciones físicas (partes del libro), como la portada y la página legal, los agradecimientos, o el índice. En cuanto a este último, es mejor usar una tabla de contenidos realizada por el propio procesador a partir de los encabezados. De esa forma, cuando creemos nuestro libro electrónico ya aparecerán los enlaces que permitan una navegación más rápida.

Una vez realizados todos estos cambios estéticos, tendremos que crear los tipos de archivo que necesitaremos para subir nuestra obra a la plataforma elegida. En el grupo Amazon, la edición física se realiza a partir de un .pdf, mientras que para la versión digital podremos elegir subir un .doc, .epub o .mobi. Si hemos trabajado en Word, esta página nos ayudará a crear el .pdf. Otra opción es maquetar nuestra obra con InDesign o un programa similar, aunque aprender a manejarlo de forma correcta puede llevarnos algo de tiempo.

Como en el caso anterior, otra persona puede realizar este trabajo por nosotros. De nuevo, lo mejor es que exijamos alguna prueba de sus trabajos previos.


Una vez editado y maquetado el texto, ya estamos listos para subir nuestros archivos, comenzando con la inscripción en la plataforma y los detalles legales que veremos el próximo día.


Anterior: concepto de autopublicación

Cómo publicar con Amazon en siete pasos (1/7): concepto de autopublicación


Después de experimentar con el proceso de publicación «Amazonico», tenía pensado comentar por aquí cómo me ha ido. Pero en lugar de hacer una entradita ligera, he pensado crear una serie a modo de tutorial, centrándome por separado en apartados concretos.

Éste no será, sin embargo, un tutorial paso a paso del proceso (hay otras páginas que lo cuentan mucho mejor, sólo hace falta escribir «cómo publicar en Amazon» en Google o cualquier otro de los Santos Buscadores de la Red). Lo que haré es aclarar un par de puntos oscuros y fijarme en esos detalles más importantes y que más puedan interesar a un novato en estas lides.

Oriento el texto para los escritores noveles que no puedan, o no quieran, dejarse dinero en un proceso de publicación, pero mucho de lo que diga será útil para todo el que desee vender algo realizado por él mismo, y que no pretenda «salir de pobre» de la noche a la mañana. Aquí incluyo a autores de poemarios, comics o juegos de rol.

Éste es el esquema que voy a seguir en esta serie de entradas:
  1. Comprender qué es la autopublicación (la entrada de hoy).
  2. Edición y maquetado del texto.
  3. Autoría y derechos, ISBN y depósito legal.
  4. La portada. Proceso de revisión.
  5. Distribución y precio. Detalles finales.
  6. Edición electrónica.
  7. Publicidad y ventas.
¿Qué es autopublicarse?

Quién más, quién menos, se dará cuenta de que «autopublicarse» significa de forma literal «publicarse a uno mismo», pero muchas veces se nos escapa el sentido completo de la expresión.

Para entenderlo, creo que no estaría mal fijarnos en una noción bastante básica en la teoría de la información (tan básica, de hecho, que entra dentro del temario para las asignaturas de lengua en los colegios, aunque allí no se use ese término tan rimbombante de «teoría de la información»). Se trata de la transmisión de un mensaje, desde un emisor hasta un receptor. Supongo que a muchos les sonará el siguiente esquema (que puede complicarse, pero no es necesario):


Publicar un libro, por cualquier medio, no deja de ser una comunicación entre un emisor (quien escribe) y un receptor (quien lee). En el caso de la publicación tradicional, el canal viene sustituido por una serie de pasos, que resumo (quitando algunas partes) en el siguiente esquema:


Pues bien, en la autopublicación, es el autor o escritor quien realiza (o consigue que otros realicen para él) los pasos intermedios, hasta llegar al lector final de su obra. Incido un poco más sobre esto: El autor debe editar su trabajo, maquetar el contenido, crear una portada, imprimir los libros, y vender éstos a los posibles compradores. Y cada punto de esa serie debe llevarse a cabo en solitario, o bien contratando a alguien o, si tiene suerte, gracias a la ayuda desinteresada de un amigo. Y no son pasos optativos, o que puedan dejarse de lado, salvo a costa de que el producto final que llegue al receptor (si le llega) sea deficiente.

En las próximas entradas trataré un poco más por extenso estos puntos, pero ya adelanto que una de las soluciones más obvias para el tema de la autopublicación es Amazon. No es la panacea (algunos de hecho dicen que es el Imperio del Mal), pero pone al alcance del autor herramientas gratuitas que permiten facilitar el proceso.



Diario Salvaje 16: los Domos de la Hiena


Parece que la llegada del buen tiempo ha recuperado un tanto la salud de nuestro grupo de juego, así que en nuestra última quedada pudimos disfrutar de una sesión de las largas, con buena asistencia de jugadores.

Por lo que respecta a la propia partida, ya se va notando que las tierras exploradas alrededor de Këlmaran se encuentran al límite de lo que sería alcanzable por unos exploradores que deben, al mismo tiempo, participar como miembros del Consejo en una reunión que se celebra cada ochana. Después de los encuentros que llevaron al grupo a Lumenkanto durante la última partida, los PJ sólo pudieron ocupar un día adicional en explorar, antes de verse obligados a regresar a la villa.

Esto lo había previsto, aunque no sabía en qué punto pasaría. Por eso mismo, ya les había advertido a los jugadores que pasadas algunas aventuras, tenía pensado que el grupo de personajes abandonara Këlmaran, después de nombrar a algunos sucesores PNJ como consejeros. Eso nos permitirá seguir jugando la subcampaña que he montado y, al mismo tiempo, continuar el avance y desarrollo de la emergente nación.

El Caballero Amarillo
Al llegar a Këlmaran, los PJ acudieron a ver a la alquimista, la arpía Endrela, para hacerle entrega de algunos trofeos con los que, por ventura, pudiera fabricar objetos interesantes para ellos. Además de grandes pedazos de escorpión gigante y de ciempiés gigante, los PJ se libraron de morralla que ni siquiera sabíamos cuándo consiguieron, pero que tenían apuntada en sus hojas de personaje, como «3 plumas de pegaso» o «sangre de dríada». Por un momento, no sabía si estábamos jugando a rol o a una aventura gráfica.

La arpía, además, les dijo que Almäa, líder de Këlmaran, había dado aviso para que acudieran a verla nada más llegar de su viaje. Así se iniciaba el gancho para la nueva misión: los rumores hablaban de que una líder hienántropa, que se hacía llamar la Dama Carroñera, estaba reuniendo un ejército dispuesto a retomar Këlmaran. Estos rumores habían llegado a la villa en boca del Caballero Amarillo, un extraño personaje con el que ya habían topado con anterioridad, y cuyo nombre había aparecido en varias ocasiones desde entonces). Los PJ no se fiaban de él, pero aún así decidieron que no podían hacer otra cosa que acudir a los Domos de la Hiena, el lugar donde se está reuniendo ese supuesto ejército.

Kik-klig, guardia hienántropo
Pero antes celebraron la sexta reunión del Consejo. Preocupados por si los rumores eran ciertos, los consejeros decidieron tomar posiciones al oeste de la ermita de Kärantel, y dieron órdenes de comenzar la construcción de una almenara en el lugar. Además, para reforzar la seguridad de Këlmaran iniciaron un muro que rodeará la sección sur, ya que el resto del perímetro cuenta con la protección natural de la elevación sobre el terreno circundante.

Al día siguiente realizaron el viaje hacia los Domos de la Hiena, un antiguo emplazamiento en las quebradas al oeste de Këlmaran, donde se inicia uno de los dos desniveles que dominan la geografía de las Tierras Salvajes. Antes de su llegada, sin embargo, se toparon con un pequeño grupo de guardias hienántropos. El combate fue muy desigual, pero el líder hienántropo prefirió, antes de la rendición, sacrificarse usando un ingenio mágico, con el fin de dañar a los héroes. No les sirvió de mucho.

Compuesto en su origen por unas cuantas cámaras excavadas en la roca, a modo de lugar de peregrinación, los Domos de la Hiena reciben ese nombre por las cúpulas que coronan algunos de los edificios monumentales con los que fue agrandándose la población. A su llegada, los PJ se encontraron con un conjunto de cavidades y pequeñas puertas situadas sin ningún orden. Si deseaban descubrir algo del interior, les iba a tocar arremangarse y explorar hueco a hueco.

Bloglob, el inspirado diaño
Así es como encontraron en una vieja cripta abandonada a Bloglob, un clérigo diaño (si los trasnos de Lüreon fueran como los orcos negros de Warhamer, los diaños serían goblins, o tal vez snotlings). Hay que reconocer que Bloglob estaba un poco mal de la cabeza. Tal vez el calor del desierto le había frito los sesos, o por ventura fuese verdad que la Madre Blanca lo había visitado en sueños para mostrarle que unos héroes enviados por ella llegarían a los Domos de la Hiena para eliminar la herejía. Así que les puso en antecedentes: un clérigo ¿con genes demoníacos? había realizado algunos experimentos con un par de especímenes hienántropos, añadiéndoles un tercer ojo. Era difícil entender lo que decía con exactitud, pero los PJ le prometieron eliminar la herejía y marcharon de allí.

Poco después, al entrar en un pórtico sostenido por anchas columnas, el grupo hizo saltar una trampa, y media docena de guardias hienántropos se lanzaron sobre ellos. El combate se inició bien para los héroes, que lograron eliminar a un par de guardias; pero la mala suerte hizo que un miembro del grupo fuera el siguiente en caer, debido a una fea herida que lo dejó a las puertas de la muerte. No había tiempo para más, y con un suspense hiperbólico se cerraba la sesión.

Los Domos de la Hiena están basados en House of the Beast, la segunda aventura de la campaña Legacy of Fire. Pero allí es un templo más típico, rodeado de algunas torrecillas y situado sobre un subterráneo de varios niveles que a mi gusto queda demasiado largo. Elegí los encuentros que me gustaron, y, salvo aquéllos que funcionaban bien juntos, los separé para acabar quedándome con catorce ubicaciones. Éstas las fui situando sobre una imagen (también obtenida de uno de los libros de Paizo para esta campaña) que me recordaba a la ciudad de Petra. Durante la partida, en lugar de describir o dibujar un plano, les mostré la imagen (sin los lugares señalados) a los jugadores, preguntándoles dónde querían ir. Cambió un poco la dinámica habitual de nuestras partidas, creo que para bien. Ésta es la imagen:



eSdlA, peli vs libro, IV-5: Una ventana al oeste


Alcanzamos con este episodio la mitad del cuarto libro; las tres cuartas partes, por tanto, de Las Dos Torres. Sam y Frodo se han topado con los montaraces de Ithilien, quienes por un momento obstaculizarán su viaje.

En el libro:

Faramir regresa con sus hombres («unos doscientos o trescientos») e interroga a Frodo, pero el hobbit debe mantener ciertos puntos en secreto (como qué es el Daño de Isildur que se nombraba en los sueños de Faramir). El montaraz les revela que Boromir era su hermano, y que ha fallecido. Él mismo, mientras vigilaba el Anduin, vio descender la balsa en que viajaba su cuerpo y sus pertrechos, salvo el cuerno de Gondor, cuyas dos partes fueron halladas por separado también en el río. Faramir decide llevar a los hobbits a una guarida, situada cerca de allí, pues su deseo es conducirlos a Minas Tirith. Además, el viaje hacia el sur sería más arriesgado, tras la emboscada a los haradrim. Manda a sus hombres en pequeños grupos, y junto a Mablung y Damrod escolta a los dos compañeros.

Por el camino, vuelve al tema del Daño de Isildur, e intuye acertadamente que fue motivo de discordia dentro del grupo. También habla del Peregrino Gris, de quien aprendió una pequeña parte del conocimiento guardado en los archivos de Minas Tirith, y sabe que el Daño de Isildur debe ser un objeto de gran poder: «Si fuese un talismán que procura ventajas en la guerra, puedo creer por cierto que Boromir, el orgulloso y el intrépido, el a menudo temerario Boromir, siempre soñando con la victoria de Minas Tirith (y con su propia gloria), haya deseado poseerlo y se sintiera atraído por él». Por su parte, Faramir se muestra más cauto y pacífico: «Guerra ha de haber mientras tengamos que defendernos de la maldad de un poder destructor que nos devoraría a todos; pero yo no amo la espada porque tiene filo, ni la flecha porque vuela, ni al guerrero porque ha ganado la gloria. Sólo amo lo que ellos defienden».

Cuando el grupo alcanza un pequeño río, les vendan los ojos a Frodo y Sam, para que no se descubra su escondite, una gran caverna oculta tras una cascada, Henneth Annûn ("Ventana del Sol Poniente"). Allí se han reunido los hombres de Faramir, que preparan las mesas para la cena. Después de la misma, Faramir se reúne con los dos hobbits. Frodo resume sus aventuras, extendiéndose en el papel de Boromir. El montaraz se extiende en la historia de su pueblo: la herencia de Númenor, la alianza con los rohirrim y el declive de los hombres Altos. Luego, apasionado por el tema élfico, Sam comenta que Boromir quiso el Anillo del Enemigo. Entonces Faramir demuestra que en sus palabras anteriores hablaba con franqueza: «Yo no deseo verlo, ni tocarlo, ni saber de él más de lo que sé (y ya es más que suficiente), no sea que el peligro me tiente, y si me enfrentara a esa prueba no sé si tendría la entereza de Frodo, hijo de Drogo».


En la peli:

Una escena con el mismo título adapta este episodio, aunque es breve (incluso habiendo sido ampliada en la versión extendida) y representa un corte brusco para las escenas anteriores (que tratan de Arwen y el destino de los elfos en esta guerra).

La escena se inicia con algo que no puede ser más que una concesión para aquéllos que vayan un poco perdidos con el tema Isengard-Rohan y Gondor-Mordor: el capitán Faramir, frente a un mapa, siguiendo las indicaciones que le da su segundo (aquí es Madril, quien todavía no ha aparecido en el libro). Pero estas indicaciones son sólo generales, y además de una incoherencia supina, puesto que en Gondor no pueden saber todavía que Isengard ha atacado Rohan.

Luego sí, hay una pequeña charla con los hobbits, donde se descubre que Faramir y Boromir son hermanos, y hay una suerte de escena onírica donde el primero ve la balsa con el cuerpo de su hermano. Efectivamente, a Faramir le pareció como un sueño, pero él mismo dice que no lo era, pues no tuvo que despertar. Es decir, en el libro se describe el efecto de irrealidad que sufre el personaje (uno de los mecanismos de defensa de la psique).

La siguiente escena, nueva en la versión extendida, se llama Hijos del Siervo. Es un recuerdo de Faramir, una analepsis por tanto, donde podemos ver a Boromir arengando a las tropas en Osgiliath, y poco después la llegada de Denethor nos muestra la enfermiza fijación de éste por su primogénito, y sus insultos al hijo menor. La escena en sí, sobra en este punto, y puede entenderse que no se incluyera en la versión estrenada en cines, ya que cuadra mucho mejor con lo que se cuenta en El retorno del rey. Además, creo que los guionistas no fueron nada sutiles (como en otros puntos) con los sentimientos de Denethor. Por otro lado, el propio Faramir dice sobre el viaje a Rivendel realizado por su hermano: «Yo habría sido elegido por mi padre y los ancianos, pero él se adelantó, por ser el mayor y el más osado (lo cual era verdad), y no escuchó razones». Por si fuera poco, Denethor le comunica a Boromir que el motivo de la reunión parece ser que el Anillo (así, tal cual) ha sido encontrado.

Por tanto, una escena que en realidad no se ha adaptado (nada se cuenta de la historia de Gondor, y la prueba de Faramir se deja para más adelante, -y entonces sucede algo horrendo, como ya veremos-).


El próximo día podremos contemplar El Estanque Vedado.

Reseña: Dalamar el Oscuro, de Nancy V. Berberick


Tenía pocas esperanzas puestas en esta novela, porque justo antes había leído otro libro ambientado en el mundo de Dragonlance y escrito por la misma autora, Espada de reyes, que, como ya dije en su reseña, me resultó un tostón con ínfulas. Debo reconocer que me vi sorprendido.

Nancy Varian Berberick, nacida en 1951, es autora de una decena de novelas y casi una treintena de relatos cortos, todos ellos dentro del género fantástico. Como creación propia tiene una serie llamada Garroc, una ambientación situada tras la muerte del rey Arturo, en la que el último de los enanos (versión de la mitología nórdica) cuenta sus vivencias. Esta saga está compuesta por cuatro historias breves y dos novelas: Shadow of the Seventh Moon (1991) y The Panther's Hoard (1994). Por otro lado tiene un par de novelas agrupadas con el nombre de Jewels of Elvish: The Jewels of Elvish (1989) y A child of Elvish (1992), de las que he encontrado poca información. Algo sobre una princesa élfica prometida a un principe humano, y un rubí hurtado por un Hechicero. Y luego está su trabajo franquiciado con Dragonlance. En casi todas las antologías de relatos para esta ambientación aparece uno de su mano, y también ha participado en un par de libros de la serie Bertrem's Guide que parecen ser obras de consulta con pequeños ensayos ambientados en el mundo de Krynn. Su primera novela en solitario fue Espada de reyes (1988), paralela a los acontecimientos de la Guerra de la Lanza, pero pasará una década hasta su siguiente obra extensa en esta ambientación, cuando junto a Linda Baker escriba Las lágrimas de Paladine (1998) una novela paralela a los acontecimientos de El ocaso de los dragones. Es autora de dos obras que exploran personajes secundarios: Dalamar el Oscuro (2000) y The Inheritance (2001) y ha escrito también dos novelas sobre las vivencias de personajes que luego serán importantes en la trilogía de La guerra de los espíritusThe lioness (2002) y Prisoner of Haven (2004).

Centrándonos en Dalamar el Oscuro, la historia no es para tirar tracas, pero está bien escrita y es entretenida. Se escapa, creo, de esa montaña de mediocridad que forman las novelas franquiciadas.

En primer lugar, en Espada de reyes la prosa de Berberick me pareció farragosa y afectada, y los largos períodos de las oraciones eran como un terreno lleno de baches. Eso no sucede en esta novela, donde el texto fluye con facilidad. Lo que no sé es cuánto de ese cambio se debe a la propia autora (doce años separan Dalamar el Oscuro de su primera novela) y cuánto se debe a la mano de las diferentes traductoras de ambas obras.

Por lo que respecta al contenido, el fallo principal es que la novela sólo retrata la historia del personaje antes de pasar al servicio del mago Raistlin (cuando éste ya se ha convertido en Amo del Pasado y del Presente y es dueño de la Torre de Palanthas) por lo que el relato parece quedar un poco cojo. En cierto modo, es como un primer tomo de una trilogía inacabada. Sin embargo, el personaje queda bien descrito, a pesar de que, paradójicamente y a diferencia de otras novelas, no se le describe directamente, sino a través de sus acciones. Los motivos que le llevan a tomar la túnica negra y al mismo tiempo intentar mantener los lazos con su pueblo se explican de forma coherente, dando un resultado un personaje pleno y redondo.

Otra cosa son los secundarios, que quedan bastante huecos. Pero eso se debe en general a su breve aparición, y sobre todo al hecho de que se contemplan siempre desde el punto de vista de Dalamar, que es casi siempre frío en el trato e introvertido.

Además, a pesar de no contar con una gran trama, ni épica ni amorosa, la obra resulta entretenida, y sus poco más de trescientas páginas son lo bastante absorbentes como para leerse con velocidad. No es una obra perfecta, ni mucho menos, pero la cuento entre las mejores de esta ambientación.