Diario Salvaje 6: nuevos aliados, nuevos peligros


Los Cayados de Levante continuaron en esta nueva sesión con la exploración de los alrededores de Këlmaran, alejándose poco a poco de la villa y adentrándose en tierras más desérticas.

En esta ocasión, se les presentó la oportunidad de conocer a varios PNJ que, con suerte, podrán jugar un importante papel en el desarrollo de la villa y su territorio. Gili Martillodorado, jefe de un pequeño grupo de duergos, había viajado a la región con su compañía para realizar diversas prospecciones. El grupo de aventureros le aseguró que en Këlmaran podría encontrar residencia y oportunidades laborales. Días después se encontraron con Jalen y su grupo de hienántropos, representantes de la tribu de las Tres Cicatrices. Los Cayados optaron por una primera opción más diplomática, y en lugar de extraer las armas, iniciaron una conversación. Lograron así saber que las Tres Cicatrices habían tratado de aliarse con la tribu que controlara anteriormente Këlmaran, pero la presencia de su líder, el nephilim Kardsuan, lo había evitado. Así que los aventureros, que todavía mantienen como parte de los guardias de Këlmaran a algunos hienántropos, decidieron que Jalen y los suyos formarían unos buenos refuerzos. Además, al comprobar que mantenían con ellos a algunas hienas de guerra, le preguntaron si podría domesticar a los aepyornis pico de hacha que se habían encontrado en sus exploraciones anteriores.

Durante sus correrías por la zona, también se encontraron con un extraño y pintoresco personaje. Decía llamarse Balkas, o el Caballero Amarillo, y efectivamente vestía de amarillo y montaba un caballo algo delgado. Los equinos son bastante raros en la región, y Balkas informó al grupo de que una manada de caballos habitaba al este de allí. Pero antes de tomar uno, debían pedir permiso a sus dueños, en la aldea de Lumenkanto. Pero eso queda todavía algo alejado de las miras de Këlmaran, así que el grupo lo dejó para más adelante.

Los peligros de las Tierras Salvajes también tuvieron su hueco en esta sesión. El día en que los Cayados se encontraron con Martillodorado, fueron atacados por cuatro estirges, aunque no fueron un gran problema. Dos días después lucharon con tres esqueletos, alzados de la arena del desierto, y los redujeron a polvo sin mayores consecuencias. Sin embargo, en una umbría encontraron un grupo de peligrosos lagartos. Eran relativamente pequeños, pero su saliva contenía una toxina que impedía que las heridas se cerrasen, y la pérdida de sangre puso en peligro a algunos aventureros. Afortunadamente, pudieron deshacerse de ellos y, ya de vuelta en Këlmaran, pudieron recuperarse. Algunos días después, se dieron de bruces con un enorme escorpión. Bastó un único ataque del monstruo para que los Cayados pusieran pies en polvorosa, dejando este peligro para una mejor ocasión.

Los días habían pasado, y tuvo lugar la tercera sesión del Consejo de Këlmaran. Pocas decisiones pudieron tomarse, sin embargo, porque el tesoro de la villa va reduciéndose, y es difícil encontrar recursos. Afortunadamente, Jalen, el hienántropo, les informó de que los pico de hacha sí podrían amaestrarse, así que el Consejo mandó construir un aserradero en el pequeño bosquecillo de baobabs donde habitaban.

Aunque la primera aventura de Legacy of Fire ya había terminado, algunos flecos de su contenido me permitían seguir dando juego. Al chupacabras que aparece en el bestiario de la aventura lo transformé en algo a medio camino de los «compys» de Jurassic Park. Jalen y los Tres Cicatrices también aparecen en la aventura, aunque al jugarla los eliminé precisamente para ponerlos ahora. El resto de cosas aparecidas durante la sesión son ya de cosecha propia, en parte modificadas a partir de diversas fuentes. Por ejemplo, Martillodorado está basado en un grupo de mineros que aparecen en Children of the Void, aventura parte de Second Darkness. El Caballero Amarillo, por su parte, es adaptación de otra cosa, pero como el PNJ va a seguir apareciendo, mejor lo explico en otra ocasión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario