Reseña: Preludios de la Dragonlance (1-3)


Después de los seis libros de la serie Compañeros de la Dragonlance (que ya reseñamos en esta entrada y en esta otra), ocupados en narrar los encuentros e inicios de los diferentes amigos que protagonizan las historias principales de la ambientación, otra serie de seis libros narra lo que les ocurrió a los mismos personajes durante los cinco años en que el grupo se separó, supuestamente en busca de pruebas de la presencia de los dioses verdaderos en Krynn.

El problema vuelve a ser el mismo que en Compañeros: cada libro está escrito por autores diferentes, con su propio estilo y su manera de manejar a los personajes. Y aquí además se multiplica la falta de coherencia con otros libros. Por si fuera poco, lo narrado corresponde a alguna aventurilla sin mucha importancia, que ni de lejos puede ocupar esos cinco años de ambientación.

Veamos hoy los tres primeros libros, y dejaremos los siguientes para otra entrada.

El guardián de Lunitari, en el original Darkness & light, es obra de Tonya R. Carter y Paul B. Thomson, quienes en esta ambientación parece que siempre escriben en tándem. Se trata de un libro más largo de lo común en estas historias secundarias: medio millar de páginas que se hacen aún más largas porque el cierre de la historia parece un añadido a la trama que en realidad se quería contar. Después de la separación de los amigos en la posada de Solace, Kitiara y Sturm se encaminan juntos hacia Solamnia, ambos en busca de huellas de sus padres respectivos. Para acelerar su periplo, deciden viajar en un barco volador, un ingenio gnomo que, como no podía ser de otra manera, funciona, pero no completamente bien, y la nave acaba llegando a Lunitari, una de las lunas de Krynn. Ni frío, ni aire enrarecido, ni falta de raciones; un completo absurdo. Además, allí encontrarán a un par de personajes que están, por decirlo suavemente, un poco mal de la cabeza, hasta que al final consigan regresar al planeta. Pero una vez de vuelta, Kitiara y Sturm se separan, rota su camaradería por su muy diferente visión del mundo. La historia se centra en el solámnico, que descubre las malas relaciones que existen entre los caballeros de su nación, pero logra hacerse con la armadura y la espada de su padre. El problema principal de este libro, más allá del absurdo viaje y del pegote final, son los personajes: ninguno de los dos principales consigue tener mucho carisma en esta obra, y los gnomos son demasiados como para estar bien definidos.

El país de los kenders, o más bien Kendermore, es obra de Mary Kirchoff. La novela se centra en Tasslehoff, quien debe hacer frente a un matrimonio impuesto por las leyes de su nación, y realizará un viaje con una enana y su joven ayudante. Al mismo tiempo, el tío de Tas, Saltatrampas, y la supuesta prometida se verán envueltos en la búsqueda de un tesoro por parte de un ambicioso humano que vivía en Kendermore. La trama avanza muy despacio, lo que da lugar a un libro poco entretenido. El final se resuelve rápidamente, al estilo de las comedias de Lope de Vega: palos para el malo y boda que quiere sorprender al lector.
Los hermanos Majere, que mantiene el título del original, es obra de Kevin Stein. En esta ocasión son Caramon y Raistlin los protagonistas, aunque no sabría en qué punto de sus vidas puede situarse exactamente (teniendo en cuenta sobre todo lo narrado en La forja de un túnica negra). También aparece Earwig, un kender que los hermanos conocieron en el relato corto Raistlin y el caballero de Solamnia, obra de Weis y Hickman, aparecido en la antología La Guerra de la Lanza. Los hermanos y el kender llegan a la ciudad de Mereklar siguiendo un cartel que ofrece un trabajo: sus habitantes desean encontrar a la multitud de gatos que vivían en las calles de la ciudad. Todo tiene que ver con un oscuro culto que desea abrir las puertas a la Reina de la Oscuridad, aunque al final el asunto se resolverá al estilo deus ex machina, gracias a un protector del lugar. Se trata de una novela más entretenida que las anteriores, aunque Mereklar parece un lugar no demasiado típico de la ambientación.

2 comentarios:

  1. Solo he leído el guardian de lunitari. Malo, malo, malo....malo.

    De dragonlance me quedo con las cronicas y las leyendas, irregulares pero aceptables. Lo poco que he leído fuera de ahí, para echar a correr y no parar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues, la verdad, lamentablemente es así. Yo estoy leyendo buena parte de las novelas de la ambientación en cierta forma por... deformación profesional. Y en algunos casos se hacen muy cuesta arriba. En parte, quiero saber cómo siguen las novelas de la trama principal escrita por el tándem Weis-Hickman. En parte tengo miedo de defraudar a mi yo juvenil que descubrió hace tanto las "Crónicas". Seguiremos informando.

      Eliminar