Semblanza de Peristerio

Pues gracias a esta bendita maldita baja estoy, además de poniéndome al día para los exámenes, adelantando en la escritura de la que, como siempre espero, sea mi primera novela. De momento llevo un poco más de una cuarta parte escrita, lo que harían unas 85 páginas de un libro normal. Para entretenerles, aquí les traigo un extracto que relata la vida del siempre genial Peristerio. Como sé que la mayor parte de ustedes no tiene demasiado tiempo para leer, les pongo ahora aproximadamente la mitad de ese extracto, y en un par de días les pondré la continuación. No duden en criticar, no sólo el contenido sino también la forma, aunque ya les aviso que esto es lo último que he escrito y le hace falta un gran trabajo de revisión (entre otras cosas alargaré un poco algunas escenas, y dividiré algunas frases que han quedado muy largas).

Peristerio había nacido en el Ciclo de los Soles 5018; o en el Año del Emperador 1495, que para el caso es lo mismo. Su pequeña aldea estaba incluída en aquel entonces bajo el gobierno de la espléndida ciudad alana de Mecania, cuna de inventores e ingenieros. Sin embargo, su mala estrella quiso reservarle el destino de, como único hijo de su padre, pasar su vida atado a un pequeño terreno de labranza. Su madre había muerto durante el parto y su padre, que él recordaba como pendenciero y bebedor (en realidad, ya saben que no es tan verde el ogro como lo pintan), no sabía mejor remedio para ponerle en vereda que sonrojarle el trasero a base de cinturonazos.
En cuanto tuvo la menor ocasión, se fugó, aunque únicamente llegó hasta el molino del tío Ḷarät, que distaba algo menos de una legua de su casa. Allí pasó un par de octanas, escondido en un pajar gracias a la hija del molinero, alimentado con sobras del día anterior que ella le llevaba y calentado en las noches frías por el cuerpo de, como ya habrán adivinado, la misma joven. No hemos señalado que Peristerio contaba en ese momento únicamente con 12 ciclos.
Por supuesto, todo lo bueno se acaba. Sorprendido por el engañado molinero (que, como no podía ser menos, se tomó las cosas a la tremenda y le persiguió unas decenas de varas, con un viejo sable en la mano y su hija colgada del otro brazo), Peristerio hubo de salir huyendo, dejando atrás las súplicas que hacía a Ḷarät su hija, convencida de su amor, de su lealtad y de su virtud incorrupta. La noche era fría, pero el de Piedrabuey, con su carrera desenfrenada, ignoraba cualquier cosa que no fuera poner a salvo su pellejo. Afortunadamente, a un par de leguas de allí había hecho campamento uno de esos cirujanos ambulantes que lo mismo quitan una muela como recortan la barba. Había estado justo ese día en Piedrabuey, pero su rutina consistía siempre en salir del pueblo donde hubiera trabajado, no fuera a morir alguno de los que hubieren pasado por sus manos y le acusara a él la autoridad. No sería el primero en temblequear colgado de una maroma por esa falta.
Allí se dejó caer Peristerio, y Einiano, el cirujano–barbero, creyó que el muchacho había huido de su casa deslumbrado por la vida ambulante que podía ofrecerle. Peristerio, que ya desde joven apuntaba maneras, no le sacó de su error. En esa misma noche comenzaron su vida juntos, pues la verdad es que hicieron buenas migas, a pesar de que al estómago del joven le hubiesen venido mejor platos más sabrosos. Fueron dos los ciclos que Peristerio pasó con Einiano. Dos años maravillosos dedicados a viajar de pueblo en pueblo por las provincias del Imperio de Braer y por las naciones a ellas limítrofes, aprendiendo de sus gentes y absorbiendo lo mejor de sus culturas, con la única obligación de ayudar al cirujano en las tareas que le encomendase, que eran sobre todo preparar el sencillo entarimado en la plaza de cada aldea y estar atento durante su trabajo para entregarle los útiles que necesitase.

Editado: La verdad, como ya les dije, mientras escribía este capítulo me daba cuenta de que iba a necesitar un pulido especial: re-estructuración, re-elaboración de ciertos fragmentos,... Comprueben la entrada siguiente (13 de enero), para ver el proceso de cambio.

5 comentarios:

  1. Tiene un aire a enciclopedia. No es que no me guste, pero me deja un sabor de boca raro. A ver si mañana en el curro tengo interné, y puedo leer y opinar con más detenimiento.

    ResponderEliminar
  2. Como te estoy diciendo ahora mismo, el contenido es bueno, pero la forma no me acaba, parece muy "apropellado" todo, también es cierto que falta parte del capítulo y puede que esa sensación la elimine, cuando pongas la segunda parte dictaré mi veredicto...

    ResponderEliminar
  3. Supongo que el sabor a enciclopedia que se le ha quedado a Vilem tiene los mismos motivos que hacen que no le acabe a Vaire. Y la segunda parte es aún más atropellada. Es muy lógico, puesto que no quise hacer una biografía muy larga para un personaje que es, al menos en este tomo, menos que secundario. El propio título de 'Interludio' que lleva el capítulo me obliga a que sea corto. He pensado, aprovechando que Persiterio vuelve a ocupar otro interludio un poco más adelante, dividir su biografía en dos partes, cambiando además el punto de vista. Cuando lo tenga listo, volveré a presentarlo al jurado... Muchas gracias por vuestras opiniones; como véis, a veces hasta os hago caso.

    ResponderEliminar
  4. Si, lo he vuelto a leer ahorita mismo, relativamente fresco y enterado, y continúo con mi opinión. Tiene un sabor enciclopédico, y si es para el interludio, queda demasiado largo para meter en la situación. También debería leer la segunda parte, y a ver como queda en conjunto.
    Un saludo.

    Eh! Te has apuntado a Creative Commons!

    ResponderEliminar
  5. En realidad en el interludio, en primer lugar aparece una escena en la que Peris engaña a un veterano que nació en una aldea vecina a la suya. Esto da pie para un flachback donde vemos la infancia de este personaje. Y esa última es la parte que aparece aquí.

    Lo de la licencia hace tiempo que lo puse en la wiki, y a principios de año lo añadí a los blogs. Gracias por darte cuenta.

    ResponderEliminar