No, esta no va a ser la entrada típica. Cuando digo 'reciclaje' en este lugar, uno podría estar pensando en nuevas maneras de usar viejas aventuras roleras, o en readaptaciones de material propio en otras historias.
Hoy no; hoy vengo a hablar de reciclaje. Del de verdad.
¿Por qué? Me gusta que me hagas esa pregunta, mira tú por dónde.
Paseando a Syrio, me he cruzado con un yayo, de esos de boina y bastón cabrero, tirando tres o cuatro periódicos al contenedor azul. No sé a vosotros, pero a mí el reciclaje me parecía algo para gente concienciada; más concretamente gente concienciada joven o de mediana edad. Me ha sorprendido muy gratamente encontrarme al buen señor, preocupado por el mundo que sus nietos podrán disfrutar. Sí, señor. Eso sí es un héroe de nuestros días.
¿Que no sabes lo que el bastón cabrero? Pues el típico. Mira, aquí te pongo tres, y te añado una boina de regalo. Por cierto, que el de la boina se parece bastante al protagonista de este pequeño relato cotidiano, que ya ha llegado a su fin.
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