Diarios de campaña 134 y 135: amenazas sobre Nimaerga


Hace exactamente un mes que las Garras del Fénix cumplieron nueve años de juego, y el próximo domingo volveremos a reunirnos para dar comienzo al décimo. Sin embargo, antes del verano jugamos un par de partidas que no llegué a reseñar por aquí.

Seguimos metidos en el arco argumental que llamé simplemente «campaña del noveno año», y al que deberé buscar nuevo nombre, ya que desde octubre pasado hemos jugado poco (en relación con anteriores temporadas): tan sólo 16 partidas, y con un ritmo de juego bastante lento en ocasiones.

En la última partida los PJ habían alcanzado Nimaerga, una población fronteriza entre la organizada República de Paël y las tierras albas de Lustal, y habían recibido multitud de ganchos: el cadáver de un cazador, piedras marcadas con sangre, luces en la noche y una huella enorme. Por si fuera poco, uno de los miembros del grupo había sido tomado por un Caballero Intervencionista (por su parecido con uno de ellos, cuyo cadáver había sido encontrado por las Garras poco antes), y una extraña trama entre esta organización y sus rivales, los Eldarie Túre (los aislacionistas), parecía haberse establecido a su alrededor.

Los PJ recorrieron los alrededores de Nimaerga, visitando los diferentes puntos en los que se encontraban las pistas. Sus habilidades de rastreo les llevaron a vengar el alma torturada de un gigante, cuya familia había sido asesinada por un par de trolls. De los otros temas no pudieron descubrir demasiado, salvo que cierta bruja deseaba retener el agua de un riachuelo con una presa, para luego lanzarla sobre la población. Sin embargo, no averiguaron cuáles eran los traumas de esta mujer, que parecía demasiado poderosa para su patético aspecto. En un primer momento creyeron que era el Astrólogo, o alguien manejado por él.

Para cuando regresaron a la población, un dragón rojo (el maestro de la bruja, aunque este dato es desconocido para todos) estaba atacando la población. El reducido grupo de PJ que asistieron a la segunda partida se enfrentó a la amenaza, teniendo lugar un duro combate en el prado que hacía las veces de plaza del pueblo. Aunque era un bicho de buen tamaño, reduje su potencia (como ya he dicho, había pocos jugadores), y como la suerte de los dados estuvo de su parte, los PJ salieron bastante bien parados de la experiencia. Ahora llegará la celebración, y al día siguiente, el despiece del monstruo... y más aventuras.

1 comentario:

  1. Aaaagh, cómo me jode no haber estado en la últimaaa! Yo también quería un pedazo!

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