--- Del diario de Jari Elesei ---
(Notas para "La muerte hambrienta")
10 de Olarune, AR 994 (continuación).
Después de pasar buena parte del día en los cuarteles de la guardia, informando de la muerte de la joven Tirina Repollo, de cómo habíamos encontrado su cadáver y de nuestra relación con el profesor Salpicabirras, nos merecíamos un descanso. Así que decidimos templar nuestros ánimos en el bar del Hotel Galifar.
Pudimos así conocer a más miembros de la expedición. Además de Silamior Aggan, el semielfo, tuvimos el placer de conocer al doctor Eutarko Bellocq, de la Universidad Morgrave, y al fantástico juglar Rigobert el Refulgente, de merecida fama mundial. Aún no me he hecho a la idea de que se bajara del escenario y se nos uniera como si tal cosa. Creímos conveniente contarles lo que había sucedido, para que se hicieran ya a la idea de los peligros de esta expedición.
11 de Olarune, AR 994. Puerto Áspid.
Reunión informativa con Utogo Larko y su ayudante, Lars ir'Pelan. Este último tenía cara de pocos amigos, y una mirada glacial. Y en cuanto al primero, es un graciosillo impertinente con pinta de ser un pillo de cuidado. No dio mucha más información de la que ya sabíamos. Creo que su intención era más que nada valorarnos a nosotros, en lugar de lo contrario. Su plan es viajar hacia el norte, a Ka'rhashan, donde encontraremos mano de obra y medios ya dispuestos.
Mis nuevos compañeros se dividieron para acudir a los cuarteles y a la Galería de Historia, con el fin de averiguar todo lo posible sobre el asesinato de Repollo. Yo me quedé en el hotel, buscando información en los diarios y reponiéndome del día anterior. Myev y Lienia tuvieron noticias de al menos un ataque sobre animales en unas granjas cercanas a la capital, cinco años atrás, mientras que el doctor Bellocq y Zuki hallaron registros sobre ataques a campesinos en los últimos años.
El profesor Salpicabirras, a quien fuimos a saludar, nos indicó que quizá obtengamos más información de Najra, una anciana que vive, a pesar de ser humana, entre las gentes lagarto de Ka'rhashan.
El dato más extraño, sin embargo, vino cuando Zuki revisó unos papeles que mis compañeros habían encontrado en el cuerpo de Tirina Repollo. Eran un resumen del relato de unos exploradores de cuatro siglos atrás: se toparon con una pirámide, encontraron en su interior unos sellos de oro y, tras arrancar un pedazo, fueron objeto de una maldición. Todo bastante normal, salvo que allí aparecía el nombre de Lars ir'Pelan. Podía ser una simple coincidencia, o podíamos habernos topado con un ser de cuatrocientos años que, quizá, tenía oscuras intenciones. Después de hablarlo durante la cena, se decidió averiguar algo al respecto el día siguiente. Gran error.
12 de Olarune, AR 994. Puerto Áspid.
Escribo esto mientras espero que llegue la luz de la mañana.
Me he despertado de madrugada por las carreras y algún que otro grito, más de asco que de terror. Tras averiguar que han asaltado a Zuki d'Sivis, al llegar a su habitación he descubierto el horror.
Allí estaba Lars ir'Pelan, con el cuerpo decapitado reducido a una masa fofa, una envoltura de piel apergaminada de la que rezumaba un líquido blanco y viscoso. Y la cabeza a un lado, con la boca transformada en un horroroso disco de dientes acabados en orificios. Parece que Lienia fue muy rápida y ha podido salvar a Zuki tras escuchar su grito de auxilio, pero en el proceso el gnomo ha quedado muy malherido, y solo ha podido salvarse gracias a la intervención de Myev.
He ayudado a Myev a llevar al gnomo a su habitación. El semiorco ha vuelto a marcharse, y al regresar ha dicho que algo, como un gusano, ha debido de salir del cuerpo de ir'Pelan. La verdad es que he procurado no escucharle demasiado.
Mis compañeros hablan de acudir de nuevo a la guardia y contarles todo lo ocurrido sin ocultar nada. Y luego, si se tercia y la guardia no tiene otros planes, hablar con Larko, a ver cuánto sabe él.
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