Nuevos tiempos, nuevas campañas


Ya tenemos una edad, y son pocas las cosas que hacen que la vida nos cambie de forma brusca. Pero cuando por fin terminas un proceso de adopción, y de repente eres padre de dos niñas (con 6 y 2 años), no te sorprendes cuando tu vida da un vuelco.

Mi grupo de juego ya estaba avisado, por supuesto. Además, otra pareja de jugadores han sido también papá y mamá (de mi sobrino). Así que tampoco hubo sorpresas cuando cortamos en seco las partidas. Había que crear vínculo con las niñas.

Y el verano ha llegado y ha pasado, y ahora hay colegio y hay rutina, y hay regresos a los trabajos respectivos. Y, también, hubo regreso a la mesa de juego.

En otro horario, claro; jugar los domingos de 10 a 18 es, en nuestras circunstancias actuales, completamente inviable. Ahora quedamos los sábados a las 18; medio jugamos, medio charlamos; cenamos; y luego jugamos un rato más, ya con las niñas en la cama.

Y tuvimos nuestra partida de prueba, con solo tres jugadores (la madre de mis niñas incluida), y la cosa fue tan bien que decidimos seguir probando, pero esa vez con cuatro jugadores.

Así que el pasado sábado comencé el prólogo de una campaña que quería probar hace tiempo. Imagina, querido lector, los siguientes ingredientes:

  • Una campañota llamada Las máscaras de Nyarlathotep. Creo que no necesita presentación, pues ha sido reeditada para las diferentes ediciones de La llamada de Cthulhu y en su forma actual no se queda lejos de las setecientas páginas.
  • Un entorno aetherpunk (o arcanepunk) llamado Eberron. Aunque fue creado durante el auge de la tercera edición de D&D, la creación original tiene varios giros de corte pulp que la hacen muy merecedora de ambientar en ella partidas de misterio y tramas propias del thriller, y algunos elementos no dejan de ser trasuntos del período de entreguerras.
  • Un conjunto de reglas propio que he ido limando en oneshots anteriores, cuya mecánica básica es una simplificación de la tirada porcentual del BRP, pero que añade varias ideas sacadas de Spirit of the Century.
He llamado a esta mezcla Las máscaras de Dal Quor. Les ofrecí a los jugadores un conjunto de estereotipos específicos para la campaña (los típicos en La llamada, pero añadiéndoles algún detalle o giro sacado de las clases de prestigio o de las organizaciones de Eberron). Y nos pusimos a jugar el prólogo, que en la aventura tiene lugar en Perú, pero yo trasladé a Q'barra.

Y el sábado que viene serán ya seis jugadores. Espero seguir informando por aquí.




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