Como ya sabrán algunos, el sistema que nuestro grupo de juego ha ido desarrollando, "El Juego del Narrador", utiliza el llamado por nosotros "Sistema del Dodecaedro". Ahora, disfruten la escena (abajo les hago una traducción aproximada, ya que conozco a algunos lectores del blog cuyo inglés está un poco... oxidadillo):
- Hola, soy Feliz D20, el poliedro con más júbilo de América. Hoy está conmigo mi primo, Hosco D12.
- ¡Bah!
- ¿Cuál es el problema, Hosc?
- Como si no lo supieras, insípido producto de empresas fraudulentas. El d12 estaba allí al principio, una orgullosa parte del hobby rolero, y seguro que los fundadores, en su infinita sabiduría, incluyeron el d12 por una razón. Y ahora, cada día veo un nuevo sistema de juego basado en el d20, el d6, ¡o incluso el d10! ¿Y qué hay del noble d12? ¿Cómo ha sucedido esto? Cómo, te pregunto. ¿Cómo?
- Si te hace sentir algo mejor, el d8 es también poco convincente e inútil.
- ¡Silencio!
- ¡Eh!
Y digo yo... ¡viva el dodecaedro!
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