Mayo
El astillero, de J. C. Onetti
Edipo Rey, de Sófocles
Medea, de Eurípides
El vergonzoso en Palacio y El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina
Aventuras de Sherlock Holmes, Más aventuras de Sherlock Holmes
y Memorias de Sherlock Holmes, de sir A. Conan Doyle
Papá Puerco, de sir T. Pratchet
Junio
Carpe Jugulum, Ronda de noche y The Wee Free Men de sir T. Pratchet
Julio
Niyura, la corona de los elfos, de Jenny–Mai Nuyen
Agosto
El tatuaje azul, de Kate Novak y Jeff Grubb
Informe Brennan, de Kathy Reichs
El sí de las niñas, de Moratín
Mayo fue un muy buen mes, debido a que todavía seguía yendo a rehabilitación, y a que la cercanía de los exámenes hizo que me apretara los machos.
Destaco los libros de Holmes, ya que con esos tres llego al punto donde el personaje muere. Y sí, muere. Doyle tenía bastante asco por su personaje, y decidió acabar con su vida, para que no le pidieran más libros de él. Diez años después, y todavía resonando en sus oídos los gritos de sus seguidores, el autor siguió con la serie, ya que Holmes no había muerto. Aunque no esperaré diez años, sí que voy a dejar pasar algo de tiempo antes de seguir con el detective.
Con los cuatro de Pratchett que leí consecutivamente conseguí por fin ponerme al día, aunque a día de hoy ya han publicado otra novela (en español, me refiero) del prolífico autor.
De Informe Brennan ya he tenido ocasión de hablar, y también pensaba hacer pequeñas reseñas de El tatuaje azul y Niyura.
Eso sí, a partir de ahora, con el comienzo del quinto curso de mi carrera, las lecturas no van a ser tan interesantes.
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