eSdlA, peli vs libro, III-5: El Caballero Blanco


Quinto capítulo de Las Dos Torres, que retoma la trama de los Tres Cazadores, aparcada durante los dos episodios previos.

En el libro:

Aragorn, Gimli y Legolas despiertan a la mañana siguiente de su encuentro con la figura vestida de blanco, al borde del bosque de Fangorn. Aragorn continúa su rastreo de la zona, logrando desentrañar con buenas mañas lo sucedido a sus amigos, incluyendo las razones de los orcos para capturarlos y conducirlos hacia Isengard. Deciden continuar las escasas huellas, a pesar de que ello los conduce hacia el interior del bosque. «Es viejo, muy viejo -dijo el elfo-. Tan viejo que casi me siento joven otra vez, como no he vuelto a sentirme desde que viajo con niños como vosotros. Viejo y poblado de recuerdos. Yo podría haber sido feliz aquí, si hubiera venido en días de paz». Gimli pierde entonces su aprensión: «A donde tú vayas, yo también iré. Pero ten el arco bien dispuesto y yo llevaré el hacha suelta en el cinturón. No para usarla contra los árboles -dijo deprisa, alzando los ojos al árbol que se erguía sobre ellos-. No me gustaría tropezarme de improviso con ese hombre viejo sin un argumento en la mano».

Los viajeros alcanzan el hogar de Bárbol, y ascienden para mirar los alrededores. Así es como los alcanza una figura encapuchada, que creen que corresponde a Saruman. Preparados para la lucha, el mago les ordena abandonar las armas y los inmoviliza. Se acerca sin miedo, aunque sin mostrar el rostro, y los interroga sobre su viaje, informándoles de que sabe que los dos hobbits que persiguen están sanos y a salvo. Cuando se sienta en una roca, para charlar con tranquilidad, el sortilegio se rompe y los tres compañeros se lanzan al ataque. Sin embargo, son detenidos de nuevo por la magia de Gandalf, pues no es sino él con quien se han encontrado. «En verdad soy Saruman, podría decirse. Saruman como él tendría que haber sido».

Gandalf les cuenta algunas cosas, aunque no hace un relato de sus andanzas y, siguiendo su costumbre, no da más detalles de los necesarios. Habla sobre la guerra iniciada por Sauron (quien tiene miedo de que el Anillo sea usado por Minas Tirith, y por tanto ha decidido dar el primer golpe), del regreso de los Nazgûl montados esta vez en bestias aladas, de la doble traición de Isengard (pues Saruman desea el Anillo para sí) y de Bárbol y los ents. «He pronunciado palabras de esperanza. Pero sólo de esperanza. La esperanza no es la victoria». Ante el acoso de sus amigos, resume el enfrentamiento con el balrog y su recuperación en Caras Galadon, aprovechando para transmitirles algunos mensajes proféticos de la Dama (referidos al paso por los Senderos de los Muertos y al viaje final atravesando el mar, aunque de todo ello el lector nada sabe todavía).

Decididos a acudir junto al rey Théoden, a quien amenaza la guerra con Isengard, los cuatro amigos regresan al campamento, donde todavía no hay rastro de los caballos. El mago lanza tres largos silbidos, y aparece Sombragrís dirigiendo a los otros dos caballos, que habían huido la noche anterior ante la aparición fantasmal. Pronto se lanzan a galopar hacia Meduseld. Al atardecer, el horizonte se tiñe de rojo y se ve una gran humareda. «¡La batalla y la guerra!».


En la peli:

La escena principal que adapta este capítulo se llama exactamente igual: El Caballero Blanco. La escena, ampliada ligeramente en la versión extendida, sigue prácticamente sin cambios la novela (salvo que allí el que quería atacar al anciano sin dejarle hablar es Gimli, y en la adaptación Aragorn ha abandonado la cautela del original). Muchos diálogos aparecen tal y como pueden leerse, lo cual se agradece.

En medio de la escena, aparecen unas imágenes analépticas del combate que Gandalf y el balrog mantuvieron en lo alto de la Escalera Interminable, en la cima del Celebdil. Junto a la escena que hace de prólogo a la película, Los Cimientos de Piedra (donde puede verse la caída de ambos contendientes hasta llegar a las Profundidades Insondables), este flashback es igual al contenido en el libro.

Por último, el diálogo entre Gandalf y Aragorn que aparece en la escena El heredero de Númenor (añadida en la versión extendida) proporciona la misma información que el Gandalf del libro, cuando éste habla de la guerra de Sauron y la traición de Isengard. Son precisamente estas razones las que, en la novela, llevan a los personajes hacia Edoras, aunque aquí aparecen cuando ya la decisión está tomada. Y ya por ponernos quejicosos, diremos que Gimli monta junto a Gandalf, y aún así Sombragrís debe refrenarse para que Arod y Hasufel puedan seguir su ritmo.

De cualquier forma, un capítulo muy bien adaptado, que recuerda el buen hacer de La Comunidad del Anillo.


En la próxima ocasión sabremos quién es El rey del Castillo de Oro.

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