Tras conseguir el Libro de las Genealogías Infinitas en su última misión, los Cayados son emplazados por Magnus (maestro de Idriel), para realizar un atentado que acabe con la cabeza del ejército invasor.
Sänaha Rensa, que ya ha sido tildado como el Usurpador, se halla acuartelado en un pequeño torreón en ruinas, al norte del Bosque de Biritua. Junto a él se encuentran un sacerdote que controla a los milicianos de las Tierras Salvajes, y algunos de los Caballeros del Reino Perdido. El líder de los Magos Carmesíes también está allí (de hecho, el motivo de este parón en la invasión es la búsqueda de una alianza entre los magos y el ejército). Aunque disponen de algunos soldados protegiéndolos, la guarnición no es tan numerosa como cabría suponer, ya que ésta debería ser una reunión secreta. ¿Cómo se ha enterado Magnus?
Para ayudarles en esta peligrosa misión, les ha entregado a cada uno una poción de invisibilidad y una piedra nocturna (que elimina las posiblidades de ser encontrados mágicamente).
Después de los cinco días de viaje hasta el lugar, una patrulla montada (un caballero, tres jinetes más, dos arqueros/rastreadores y un mago) les encuentra y les rodea. En el posterior combate, nuestros héroes van cayendo uno tras otro.
Sin embargo, sólo se trata de un aviso que, en forma de sueño, el destino se encarga de enviar a Olië. Todavía quedan cuatro días de viaje.
¿Y ahora? ¿Deben los Cayados seguir su viaje e intentar cumplir su misión, incluso a riesgo de perder la vida? ¿Podrán hallar la manera de esconderse de las patrullas que vigilan el pequeño campamento?
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