Víctor Sabaté visita en El joven Nathaniel Hathorne, su primera novela, varios momentos de la vida y obra del autor de La letra escarlata, salpimentados con referencias o citas de otros autores.
En sus escasas noventa páginas imagina una ficción sobre un posible plagio hacia atrás en el tiempo, mientras habla de la creación literaria y de la fuga de la inspiración, huidiza ante la ineludible vida cotidiana. La pequeña anécdota sirve por tanto como excusa para incorporar diversos momentos narrativos, y en los capítulos se entrecruzan la recreación metaliteraria y la dimensión del autor desencantado.
Eso sí: llamar a este juego literario novela no creo que sea correcto. En cierta forma es una reunión de cuentos interconectados, pero su mera yuxtaposición queda algo rara. Yo la consideraría un género mixto, una suerte de ensayo de ficción cuyo mayor defecto es su brevedad, ya que logra cautivar al lector cuando ya termina.
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