Mas en la ocasión anterior hubo una mesa bastante más normal. La partida continuó con la trama en el reino albo de Lustal: las Garras del Fénix intentan fortalecer o recuperar los contactos de Ärulen, el Guardián del Fëa. El problema es que la partida anterior acabó con un combate en el que resultó muerto un intermediario que tal vez les hubiera llevado a uno de los PNJ claves en la trama.
En la partida siguiente, la masificada, cambié las tornas. En un primer momento había pensado que la sucesión de asesinatos creara una situación de conflicto armado. El grupo podría ocuparse de diferentes misiones dentro del campo de batalla. Pero pensaba que ese tipo de aventura no sería el adecuado para que un par de novatos aprendieran a jugar.
Tengo que reconocer que no fue de mis mejores partidas, mas no por la cantidad de jugadores, como podría pensarse. No logré pillar un buen ritmo, y acelerar las cosas para que el grupo llegara lo más cerca posible de su enemigo antes de tener que cortar la partida no sirvió para nada.
Lo más interesante fue ver cómo el grupo se complicaba la vida en superar ciertas barreras que, con magia, no les hubiera costado nada derribar. Si en la ciudad de Antagis logré que las Garras tuvieran miedo de las leyes y se sintieran restringidos, creo que ahora estoy consiguiendo que aprecien más esas habilidades especiales que a veces resultan tan comunes.
Respecto al tiempo de juego, no dio para mucho, habida cuenta de la cantidad de jugadores y del largo descanso en el que incluso pudimos celebrar un cumpleaños. El grupo trató de hacerse pasar por albos que cambiaban de chaqueta, pero fueron descubiertos y encerrados en la prisión de la fortaleza; tras un buen plan de evasión, lograron infiltrarse sin hacer mucho ruido en la torre central, y alcanzaron un nivel secreto que, con toda seguridad, es donde se oculta su último enemigo. El próximo domingo intentaremos acabar con esto y partir de Lygra para continuar viaje hacia el norte.
Ya sólo la idea de dirigir a nueve jugadores a la vez hace que entre vértigo. Tengo la suerte de contar con un grupo de cuatro, que es mi número ideal, pero por mucho tiempo lo normal ha sido dos o tres jugadores. Felicidades por el éxito de aforo.
ResponderEliminaruf..nueve jugadores. me habría vuelto loco yo también. si atraes a tanta gente es que eres bueno tras la pantalla. saludos ;)
ResponderEliminarDespués de unas cuantas veces como ésta en el pasado, creo que ya estoy acostumbrado.
ResponderEliminarSé que hay gente que en estos casos lo que hace es crear dos mesas de juego, pero creo que para nosotros sería menos divertido dividirnos.