Las Garras del Fénix tenían la misión de eliminar a Qilsaen, el líder de los aislacionistas albos más reticentes a la vuelta a la vida política de Ärulen Zelion: los asesinos llamados Kilmeavinyali (en lustalí: Nuevos Elegidos).
Así que los PJ se internaron en el nivel secreto de la alta torre central de su fortaleza, una suerte de entresuelo entre las plantas 13 y 14, que acabó recibiendo el nombre de «piso 13 y 3/4» por motivos obvios para cualquiera que sepa un poco de Harry Potter.
El grupo se enfrentó con un golem metálico que les puso en serios problemas al ser inmune a armas mágicas, pasó por encima de diversas trampas, y finalmente luchó contra Qilsaen, eliminándolo con relativa facilidad.
La partida acabó con una frase del albo, murmurado entre estertores: «La venganza será mía al final: el que ordenó los asesinatos fue en realidad Ärulen Zelion». Unas palabras que no sorprendieron a los jugadores, que ya se sabían marionetas del Guardián del Fëa y no habían creído en ningún momento que estuviera muerto, ni siquiera tras ver el cadáver.
En la siguiente partida, con mayor asistencia, los jugadores tuvieron un par de buenas ideas para lograr el cese de hostilidades entre los restantes Kilmeavinyali y el ejército que los asediaba, comandado por un viejo amigo de Ärulen. Aún así, tuvieron que enfrentarse a los albos que custodiaban el mecanismo de apertura del portón.
Solucionado el problema y vencidos sus enemigos, el grupo se reunió con sus aliados para recibir una mala noticia: Ärulen, aprovechando la ausencia de tropas en los alrededores de la capital, había tomado control de ella y del consejo de albos. Se había expulsado a los extranjeros hasta que pudiese asegurarse el establecimiento de un consejo verdaderamente libre y «democrático» (debe entenderse más bien oligárquico).
Así pues, la caravana comercial, que de nuevo tomaba la forma de carretas, debía partir enseguida. Las Garras del Fénix se reunieron con Trisio, y abandonaron Lygra. Algunos días después, se encontraron con el Fénix, el barco volador construido por Arïk el Rojo con el cuerpo del dragón que los PJ eliminaron hace ya muchas sesiones de juego. Eso quiere decir que un par de jugadores retomaron sus personajes propios, y el grupo está completo una vez más.
Y entonces llegó la sorpresa: nuestro amigo Vilem, que habitualmente hace de portavoz del grupo, lanzó un golpe de estado rolero y tomó control de la pantalla de Narrador. Ya he enviado espías al otro lado de la frontera, y he comenzado a reclutar tropas para realizar mi propia restauración, pero mientras tanto espero disfrutar de la aventura llevando a Drar (de ahí que ayer les mostrara la nueva figura).
No hubo mucho tiempo de juego (encontrar una casa en llamas y seguir un rastro hasta un pequeño subterráneo ocupado por un cutreculto a una especie de dioses-insectos). Espero tener tiempo para relatar, en personaje, la próxima sesión del grupo.
¿Hacía mucho tiempo que no jugabas con un PJ? Da la impresión de que te pasa como a mí, siempre detrás de la pantalla. Ya son dos años sin llevar un personaje, y la verdad es que ganas sí que tengo.
ResponderEliminarDesde el verano, cuando pude jugar algunas sesiones con otro jugador transfigurado en master para otro grupo.
EliminarPero sí, suelo estar detrás. En mi caso lo prefiero, pero es cierto que de vez en cuando apetece pasar al otro lado, olvidarte de preparar la partida y ponerte en la piel de un personajillo más, aunque sea por poco tiempo. Aunque sea para tomar carrerilla y volver a dirigir, por ventura más sabio y consciente de las necesidades de los otros jugadores.
Ponerme tras la pantalla de dejota después de tantos años... Dioses, creo que hubo un momento que estuve a punto de recurrir a mi viejo truco de relámpago.
ResponderEliminarJejeje. Habrá que hablar con alguno que me sé yo, y decirle que se corte un poquito en algunas ocasiones...
Eliminar